Ruta 18 Día 4: La Ciudad Prohibida y el Templo de los Lamas

Igual que hicimos el día anterior, nos levantamos temprano, desayunamos en el hotel y arrancamos en el metro hacia la Ciudad Prohibida. Pasamos por el control de seguridad y nos encontramos con el mar de gente que hacía fila para entrar por la Puerta de Tiananmen. No pensé encontrarme con tanta gente porque abrían a las 8:30am y no eran ni las 9am cuando llegamos allí.

Entre empujones pasamos la entrada y llegamos a la plaza que habíamos visitado el día anterior. Fuimos directo hacia la Puerta Meridiana o Puerta Sur, hicimos una pequeña fila en la boletería y procedimos a pagar la entrada que nos costó ¥60 más ¥40 por la audio guía. No nos dieron boletos, nos dijeron que el pasaporte de nosotros era el boleto. Con pasaporte y audio guía en mano fuimos hasta los puestos de entrada donde escanearon el pasaporte y pudimos entrar por fin a la Ciudad Prohibida.

La Ciudad Prohibida es un majestuoso complejo arquitectónico desde el cual gobernaron los 24 emperadores chinos que se sucedieron durante más de 500 años desde principios del siglo XV. Sirvió como residencia oficial de los emperadores y su corte, así como centro ceremonial y político del gobierno chino. El Palacio y sus dependencias estuvieron reservados para la corte y sus súbditos desde su construcción en el año 1420, hasta 1949, por lo que se le conoce como La Ciudad Prohibida. La Ciudad Prohibida es el lugar más importante y visitado de Beijing, especialmente para los ciudadanos chinos, que en la actualidad pueden pasear por el que fue un lugar impenetrable.

Al entrar llegamos a una gran plaza atravesada por el Río de Agua Dorada, que cuenta con cinco puentes construidos en mármol. Al fondo de la plaza está la Puerta de la Armonía Suprema, y era ese el lugar hacia donde se dirigían las masas de turistas chinos. Decidimos entonces comenzar la visita atravesando la puerta que estaba al lado derecho de la plaza, cruzamos un jardín y llegamos al Salón de la Gloria Literaria.

El Salón de la Gloria Literaria estuvo reservado para lecturas ceremoniales de los reputados eruditos confucianistas y en períodos posteriores fue la oficina de la Gran Secretaría. Aquí también se almacenó una copia del Siku Quanshu, la mayor colección de libros de la historia china. Hoy en día funciona como la Galería de Pinturas y allí vimos una basta colección de pinturas antiguas de varias dinastías como la Jin, Tang, Yuan, Ming y Qing.

Terminamos el recorrido de las pinturas, nos regresamos a la plaza y cruzamos la Puerta de la Suprema Armonía. Al cruzarla caímos en la Plaza Tianhedian y de frente teníamos la masa de chinos tratando de subir los escalones de mármol que llevaban al Salón de la Suprema Armonía. El Salón de la Suprema Armonía es la sala más grande dentro de la Ciudad Prohibida y donde está el Trono del Dragón. Está construido sobre tres niveles de base de mármol de piedra y rodeado de incensarios de bronce. Era el lugar donde la dinastía Ming y dinastía Qing acogieron su entronización y ceremonias de boda. A esa sala no se puede entrar, aunque tenía las puertas abiertas, también tenía una verja que bloquea las puertas del salón. Había tanta gente que era casi imposible poder admirar el interior. Pude tomar una que otra foto del interior alzando la cámara por encima de las cabezas de las personas.

Detrás hay dos salones adicionales, el Salón de la Armonía Intermedia y el Salón de la Armonía Preservad. Logré ver el trono que está dentro del Salón de la Armonía Preservada y ese trono también tiene dragones, aunque no es tan ostentoso como el Trono del Dragón. Estos salones, al igual que la mayoría de las construcciones, fueron hechas de madera y han sido víctimas de gran cantidad de incendios a través de la historia. En los patios aún sobreviven unas vasijas de bronce grandísimas donde se almacenaba agua para apagar fuegos. En la actualidad esas vasijas están vacías.

Hacía un calor de madre y ya estábamos hambrientos así que aprovechamos que el restaurante de la Ciudad Prohibida tenía aire acondicionado y allí nos fuimos a almorzar. No había mucha variedad en el menú ni eran los precios más baratos, pero por lo menos la comida estaba buena. Mi almuerzo consistió en arroz blanco con una carne guisada que estaba riquísima. Del restaurante nos fuimos a una exposición electro visual que había en uno de los edificios que estaban cerca del restaurante.  No recuerdo como se llamaba la exposición, pero si recuerdo que no era nada del otro mundo.

Luego caminamos hasta cruzar la Puerta de la Pureza Celestial y llegamos a otros salones de menos envergadura, el Salón de la Pureza Celestial, el Salón de la Paz y la Unión, y el Salón de la Tranquilidad Terrenal. Ya a este punto lo que queríamos era salir de la Ciudad Prohibida, el mar de turistas chinos era agobiante y esto hacía la visita poco placentera porque además apenas podíamos apreciar los detalles de los salones.

Dejamos esos salones atrás y llegamos al Jardín Imperial, que se encuentran en el extremo norte de la Ciudad Prohibida. En el jardín hay pabellones, templos y salones. En el centro del jardín hay un muro que alberga al Templo de la Tranquilidad Imperial que es un templo taoísta sobre una terraza de mármol blanco. El jardín, al igual que el resto de la ciudad, estaba atestado de chinos por todos lados.

Salimos del jardín y procedimos a la Puerta de la Divina Armonía que es la puerta norte de la Ciudad Prohibida por la cual se sale del recinto. Antes de irnos subimos a la parte de arriba de Puerta de la Divina Armonía. Allí lo que había era una exposición temporera de piedras utilizadas por las dinastías para colocar tinta, conocidas en inglés como inkstones. Esa tinta era la que utilizaban los calígrafos chinos.

Salimos de la Ciudades Prohibida, luego de pasar cuatro horas recorriéndola, cogimos la guagua (autobús) hasta la estación del metro y nos fuimos en el metro hacia el Templo de los Lamas. El Templo de los Lamas es el templo budista tibetano más importante que existe fuera del Tíbet, además de uno de los templos más populares de Beijing. Construido durante el siglo XVII como palacio para el príncipe Yongzhen, en 1744 el Templo de los Lamas se convirtió en un importante monasterio para los monjes lamas. En la actualidad el monasterio es el refugio espiritual para un grupo de monjes mongoles dedicados al estudio de la astronomía y la medicina.

Pagamos los ¥35 por el boleto de entrada y cruzamos un camino lleno de árboles hasta llegar a la primera edificación del templo. El Templo de los Lamas está formado por varias edificaciones tradicionales y en los patios que se encuentran entre los edificios hay unos enormes quemadores de incienso en los que los fieles colocan palitos de incienso. Al lado de los quemadores hay un área donde los fieles se arrodillan y elevan sus plegarias sosteniendo los inciensos, luego de las plegarias es que colocan los inciensos en los quemadores.

Dentro de los salones no se permiten sacar fotos, yo me las ingenié en algunos de ellos para tomar fotos desde afuera y hasta escondido detrás de algunas paredes. El primer salón que tuvimos de frente fue el Salón de los Reyes Celestiales donde está el Buda Maitreya sentado y sonriendo. A los lados del buda estan los cuatro reyes celestiales. Luego pasamos por un patio donde vimos un quemador de incienso junto a un pequeño pabellón.

Procedimos a entrar  al Salón de la Armonía y la Paz. Ahí vimos tres budas casi idénticos, pero las manos estaban posicionadas diferentes en cada uno de ellos. Esos budas son el Buda del Pasado, el Buda del Presente y el Buda del Futuro. A los lados de esos tres budas hay 18 Arhats. En el budismo, arhat es alguien que ha ganado el entendimiento profundo sobre la verdadera naturaleza de la existencia, que ha alcanzado el nirvana y en consecuencia, no volverá a nacer de nuevo.

De ese salón pasamos al Salón de la Protección Eterna que alberga el Buda de la Medicina. En ese salón vivió el emperador Yongzheng siendo príncipe y fue el lugar donde su ataúd fue colocado después de su muerte. La estructura que le seguía era el Salón de la Rueda de la Ley el cual sirve como lugar para la lectura de las Escrituras y la realización de ceremonias religiosas. Contiene una estatua de seis metros (20 pies) del fundador de la escuela de budismo Geluk, Je Tsongkhapa.

El último edificio que vimos fue el Pabellón de las Diez Mil Alegrías. Ese pabellón alberga una estatua gigantesca del Buda Maitreya de 18 metros (59 pies) tallada en una sola pieza de madera de sándalo blanco. La estatua fue un regalo del Dalai Lama y la trasportación del buda desde el Tíbet hasta Beijing tomó tres años.

Terminamos el recorrido del templo y nos regresamos en metro al hotel. Nos bañamos y cogimos una buena siesta. Luego regresamos al área de Wangfujing que tanto nos había gustado la noche anterior. Volvimos al centro comercial Beijing APM y cenamos en el restaurante Bellagio. Esta vez la comida no fue tan espectacular como la noche anterior.

Terminamos de cenar y bajamos a caminar por Wangfujing que al atardecer ya estaba toda iluminada con luces neón, mucha gente caminando, el mercado nocturno a capacidad y las tiendas de recuerdos vendiendo a precios de liquidación.

El itinerario del viaje lo puedes ver AQUÍ.