Había llegado el día de dejar a Ammán atrás y movernos más al sur. Hicimos una breve parada en McDonalds, que estaba cerca del hotel, para comprar un desayuno rápido y continuar. Decidimos recorrer la Carretera del Rey que es un camino que actualmente recorre de la ciudad de Ammán hasta la impresionante Petra, y en la Antigüedad era una importante ruta mercantil. Aunque hoy en día no cruza las fronteras jordanas, hace algunos siglos conectaba al Egipto con Mesopotamia y probablemente se usaba desde la Edad de Hierro. La carretera es mucha más corta actualmente, pero sigue siendo un largo trayecto para recorrer. Aunque hay otras dos carreteras que son más rápidas y llevan al mismo lugar, la Carretera del Rey ofrece vistas inigualables.
Nuestro road trip de ese día nos llevó por diferentes puntos importantes e interesantes. El primer lugar que vimos en la ruta fue el yacimiento arqueológico Umm ar-Rasas, cuya entrada está incluida en el Jordan Pass. Este lugar, que está en gran parte sin excavar, en sus orígenes fue un campamento militar romano y creció hasta convertirse en un pueblo a partir del siglo V. Contiene restos de los periodos romano, bizantino y musulmán temprano (finales del siglo III al IX d.C.), entre los que se incluyen un campamento militar romano fortificado y dieciséis iglesias, algunas de ellas con suelos de mosaico bien conservados. Hay una que destaca en particular que es la Iglesia de San Esteban debido a su suelo de mosaico, con representación de las ciudades de la región. Los mapas son de ciudades palestinas y egipcias del antiguo Imperio bizantino y están identificadas por sus nombres en escritura griega.
Nosotros al entrar pasamos por el Cementerio Islámico que está en lo alto de una pequeña colina. También vimos varias iglesias, bueno las ruinas de ellas, incluyendo la Iglesia del Padre Wa’il que tiene en el altar un piso en mosaico con formas geométricas.
Luego recorrimos la Villa y el Fuerte Romano donde vimos muchas otras estructuras como la prensa de aceitunas donde se producía el aceite de oliva. Seguimos caminando, entre ruinas e historia, y llegamos hasta el Complejo de San Esteban. Este es un gran complejo litúrgico interconectado, protegido por un enorme techo, y consta de cuatro iglesias, una capilla, un baptisterio y cuatro patios, construidos principalmente entre finales del siglo VI y finales del VIII. Los pisos de mosaicos se pueden ver bastante bien desde unas especies de puentes o pasillos elevados.
La mayor atracción y uno de los monumentos arqueológicos más importantes de Jordania es el piso de mosaico bien conservado de la iglesia de San Esteban. Incluye representaciones únicas de ciudades a ambas orillas del río Jordán, escenas del delta del Nilo y otros bonitos motivos. Este fue el mosaico más impresionante que vimos en Jordania, y es una combinación de su enorme tamaño, los detalles, el diseño y su conservación a través de los siglos.
Tras la visita a la Iglesia de San Esteban continuamos nuestra ruta la cual nos llevó a un impresionante cañón, el Wadi al Mujib o Cañón del Río Mujib. Y es que la Carretera del Rey cruza el cañón de un lado al otro, pasando sobre la represa Mujib. Nos paramos en un área que está identificada como mirador. Desde allí tuvimos unas vistas impresionantes, no tan solo del cañón, si no que de la Carretera del Rey que va zigzagueando las paredes rocosas del cañón. De hecho, la foto principal de esta publicación fue tomada desde este mirador.
Seguimos conduciendo, cruzando la represa y el cañón hasta llegar al Castillo de Kerak. Justo frente al castillo vimos un restaurante y decidimos almorzar antes de recorrer el castillo. El restaurante se llama Saraya Castle Restaurant y se encuentra justo al lado del castillo. El restaurante es tipo bufet y costó 13 dinares. La comida estaba muy buena, comí arroz, albóndigas guisadas, pan, humus y ensalada entre otras cosas. Al salir del restaurante, que está ubicado en una plaza, vimos la estatua ecuestre de Saladino quien conquistó el castillo de Kerak en 1148.
El Castillo de Kerak fue construido por primera vez durante la era de las Cruzadas en 1142. Inicialmente fue construido como una pequeña fortificación para proteger la zona de las fuerzas musulmanas. Con el tiempo, se convirtió en un castillo mucho más grande con múltiples torres y murallas diseñadas para proteger la ciudad de los ataques.
El castillo era estratégicamente importante debido a su ubicación cerca del cruce de dos rutas comerciales importantes. Esto lo convirtió en un lugar ideal para que los viajeros y comerciantes descansaran antes de continuar su viaje. Durante este período, el castillo de Kerak también fue utilizado como base militar por fuerzas cristianas y musulmanas.
La entrada al castillo está incluida en el Jordan Pass, de no tener el pase se deberá pagar 10 dinares. Nosotros recorrimos los tres niveles que hay dentro de la fortaleza que están conectados por pasadizos grandes y otros no tan grandes, y hasta oscuros. Como el Castillo de Ajloun, este también tiene una capilla parcialmente en ruinas. También hay varios museos que exhiben artefactos relacionados con su pasado, como armas utilizadas durante las batallas y monedas acuñadas durante diferentes períodos históricos.
Luego de caminar por el interior nos fuimos a recorrer el exterior. Ya estaba a punto de atardecer y el sol pintaba las paredes del castillo de un color anaranjado brillante. Y las vistas que teníamos de los alrededores eran súper. Se podía apreciar los sembradíos, las casas, las mezquitas y las formas que las carreteras tenían al bordear las colinas del pueblo.
Tras tres horas de recorrido, pusimos fin a la visita del Castillo de Kerak y nos fuimos en dirección a Petra. Llegamos al Petra Plaza Hotel veinte minutos antes de las 7pm. Hicimos check in, dejamos las maletas en el cuarto y nos fuimos al centro del pueblo a buscar un lugar donde cenar. Terminamos en Al Wadi Restaurant. Ahí me comí una de las mejores chuletas de cordero que he probado en mi vida. Y el precio no era tan caro, mi orden fue de las chuletas de cordero, humus y jugo de china (naranja) y solo costó 16 dinares (USD23). Esa fue otra de las mejores comidas en nuestro paso por la bonita Jordania. Y luego de esa “jartera” pues solo quedaba bañarse y dormir que al otro día tocaba madrugar para el plato fuerte del viaje, la visita a Petra.
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