El segundo y último día en el desierto de Wadi Rum desperté sumamente temprano, cerca de las seis de la mañana así que aproveché pasa salir a retratar los alrededores y capturar los primeros rayos del sol del día. Salí de la burbuja y me fui trepar a una de las formaciones rocosas que rodean el hotel. Tan pronto salí vi que había un globo aerostático en el cielo, una actividad que yo quería hacer, pero esperé muy tarde para reservar, y ya no había espacios disponibles ya que hay un solo globo para hacer esa paseo.
Subí a lo alto de una roca y tuve la mejor vista de un amanecer en el desierto. Allá arriba estuve pendiente a la ruta que llevaba el globo y me di cuenta de que iba a aterrizar cerca del hotel. Tras tirar varias fotos me fui al balcón de la burbuja y estuve tirándole fotos al globo hasta que aterrizó.
Organicé la maleta y el bulto y me fui a desayunar. Luego hicimos el check out, llevamos el equipaje a las guaguas, y nos fuimos a hacer el último tour de Wadi Rum que salía a las diez de la mañana. La primera parada que hicimos fue en la duna de Ad-Disah, que hay unas piedras desde donde vimos el desierto rojo, y apreciamos una vez más su similitud con el planeta Marte.
Luego paramos a ver los petroglifos llamados Inscripciones Alameleh. Estas inscripciones tienen más de 2,000 años de antigüedad. Representan una gran cantidad de camellos viajando hacia el norte. Las inscripciones están en una pared de roca expuesta en la base de acantilados de arenisca y cubren aproximadamente seis metros cuadrados. La inscripción individual más grande es un camello de alrededor de un metro de altura. Cada camello tiene una escritura tamúdica a su lado para identificar al propietario.
Al lado de las inscripciones había una carpa de los beduinos y allí fuimos brevemente a ver que había, y lo que vimos fue que estaban haciendo té. Seguimos recorriendo el desierto hasta llegar a la casa de Lawrence de Arabia. El lugar se llama así porque T. E. Lawrence supuestamente durmió aquí durante su estancia en el desierto. Pero en realidad el lugar tiene una historia mucho más antigua. El general británico que unió a las tribus árabes para luchar contra el Imperio Otomano se habría refugiado en esta estructura alrededor de 1917. Pero la casa en sí se erigió sobre una estructura preexistente construida por los nabateos hace más de dos mil años. La estructura se utilizó como estación para las caravanas que pasaban.
Lo próximo que visitamos fue el Arco Um Fruth que es uno de los arcos más fotografiados en Wadi Rum. Se encuentra a una altura de 15 metros y básicamente es una enorme losa de piedra que se equilibra entre dos picos altos. La subida es un poco jodona pero no es difícil. Se sube por una pendiente rocosa para llegar al arco. Una vez se llega arriba, las vistas son impresionantes.
El siguiente lugar que paramos a ver fue un área del desierto que recibe agua y se acumula en el suelo, pero que por la fecha en que visitamos, ya no quedaba agua. Lo que si pudimos observar fueron las marcas del nivel del agua y el típico efecto “escamoso” que tiene el suelo al evaporarse el agua. Y como era de esperarse, hay varias plantas en los alrededores del charco.
Terminamos el recorrido del gran desierto de Jordania recorriendo a toda velocidad algunas dunas de arena roja. Y es que el desierto tiene dunas de arena clara y de arena rojiza y nosotros las vimos ambas. Una visita al desierto de Wadi Rum debe ser indispensable cuando se visita este interesante e histórico país.
Eran las 2:30 cuando salimos de Wadi Rum con rumbo a Dana. De camino estaba la Pequeña Petra y queríamos visitarla, pero al llegar, no nos dejaron entrar porque llegamos a las 4:30pm, media hora antes de que cerraran. Lo que pudimos ver fue una estructura que hay justo en la entrada.
A las seis de la noche por fin llegamos al lugar que habíamos reservado en Dana llamado Wadi Dana Lodge. Nos dieron las llaves, dejamos las cosas en los cuartos y nos fuimos a buscar un lugar donde comer. Al lado del hotel vimos el restaurante Fienanas Way y fuimos a verificar si estaba abierto. No había ningún cliente, hasta dudamos de la calidad de la comida ya que no había nadie. Pero fue el lugar que encontramos y decidimos comer ahí. El señor que nos atendió casi no hablaba inglés, pero nos comunicamos como pudimos. Y tengo que decir que fue un banquete, todo muy rico y a muy buen precio. Nos trajeron arroz, pollo, carne como en albóndigas, humus y pan pita, todo hecho al momento incluyendo el pan. Pagamos 10 dinares cada uno por la exquisita cena.
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