Había llegado otro de los días más esperando de este viaje al Medio Oriente, íbamos a nadar (o flotar) en las aguas del ultra salado Mar Muerto. A las 9am desperté y lo primero que hice fue ir al balcón para observar las vistas a primeras horas del día. El mar estaba calmado, pero como en realidad es una laguna, no creo que haya cambios mayores en las condiciones del mar durante el resto del día. Se podía palpar una paz en el ambiente. Algo totalmente irónico, ya que al otro lado del Mar Muerto está Israel y Plestina, y bordeando el norte de Jordania están los países de Iraq y Siria. Países donde los conflictos y guerras son el pan nuestro de cada día.
Tras la bonita vista bajamos a desayunar al restaurante del hotel. En el Hilton Dead Sea hay varios restaurantes, pero el de los buffets de desayuno y cena es el restaurante Spectrum. El buffet de desayuno nos costó 30 dinares por dos personas. Entonces decidimos, en vez de irnos directo del desayuno a la playa del hotel, ir a unas piscinas de aguas termales que hay muy cerca. El lugar de llama Ma’in Hot Springs Resort and Spa, y como bien dice el nombre, es todo un complejo de hotel y aguas termales. Y está tan solo a media hora del Hilton Dead Sea.
Las aguas termales de Ma’in o Hammamat Ma’in son las cascadas y piscinas de aguas termales y minerales, donde se dice que Herodes el Grande se bañó en sus aguas medicinales, y donde la gente ha venido para tratamientos termales, o simplemente para disfrutar de un baño caliente, desde los días de Roma. Las aguas termales más famosa en las colinas sobre el Mar Muerto es Hammamat Ma’in. Aquí el agua, que varía de 45°C (113°F) a unos abrasadores 60°C (140°F), cae de la ladera en una serie de cascadas y otras caídas de agua menos llamativas, y se recoge en una variedad de piscinas para baños públicos. Estas aguas contienen potasio, magnesio y calcio.
Al llegar nos estacionamos y pagamos 15 dinares por persona para tener acceso a las aguas termales. Una cascada nos dio la bienvenida, y varias piscinas estaban junto a ella. Casi no había personas en las piscinas, y creo que de las personas que había, nosotros éramos los únicos turistas. Estuvimos por poco más de una hora aprovechando las aguas calientes que venían muy bien para las coyunturas. Debajo de la cascada había una especie de cueva con vapor, como un sauna natural. Ahí también me metí, pero no por mucho tiempo porque el calor era sofocante.
Era casi la una de la tarde cuando salimos de las aguas termales y decidimos para en el mismo centro comercial que habíamos ido el día anterior, el Samarah Mall, para buscar un lugar donde almorzar. Nos decidimos por Java U Café porque tenía especial de almuerzo. La oferta era plato principal, aperitivo, ensalada y agua o refresco por 12 dinares. La oferta de almuerzo solo aplica de domingo a jueves de 1pm a 5pm. Yo me ordené una hamburguesa, queso mozzarella frito, ensalada griega y un refresco y todo estaba muy bueno.
Luego nos fuimos al hotel para por fin ir a la playa y darnos un zambullido en las aguas del Mar Muerto. Tan pronto nos adentramos al agua notamos la salinidad extrema del agua. El más mínimo raspón en la piel ardía. Y gracias a esta cantidad extrema de sal, flotar era súper fácil. De hecho, en la zona más profunda no se toca el suelo porque el agua te mantiene flotando. Ahí nos hicimos decenas de fotos, flotando mientras observábamos los alrededores y hablábamos entre nosotros de la experiencia de estar en el Mar Muerto. No se recomienda estar por más de 30 minutos en el agua, y nosotros seguimos estas recomendaciones. Salimos del agua y los empleados del hotel tenían cubos llenos de fango del fondo del mar y nos dieron masajes y nos cubrieron con ese fango. Al secarse la mascarilla de fango nos metimos al agua para removerla.
Subimos de la playa y nos fuimos directo a una de las piscinas del hotel a terminar el día. Allí conocimos un grupo de amigos y uno de ellos era una muchacha de Puerto Rico que vive en Milwaukee, la ciudad donde yo vivo en EE. UU. Que pequeño es el mundo, vinimos a coincidir al otro lado del planeta. Estuvimos bebimos cerveza en la piscina hasta que comenzó a caer la noche. Y desde allí mismo vimos el hermoso atardecer.
Para regresar al itinerario completo de Jordania pincha AQUÍ


Pingback: Ruta 32: Diez días en Jordania