En nuestro segundo y último día en La Crosse decidimos regresar al parque Grandad Bluff, esta vez para poder apreciarlo, y sus alrededores, a plena la luz del día. Aunque nosotros guiamos hasta la cima, donde hay estacionamiento, también se puede hacer senderismo y subir el parque caminando. Y como el día anterior, las vistas desde el mirador del parque fueron brutales. Pudimos ver con más detalle los bluffs o acantilados, la ciudad con sus calles perfectamente delineadas, el río Mississippi bordeando la ciudad y los puentes que conectan al estado de Wisconsin con el estado de Minnesota. Por cierto, la palabra bluff se utiliza en inglés para identificar un acantilado pequeño y redondeado que generalmente se encuentra frente a un cuerpo de agua, o donde alguna vez hubo un cuerpo de agua.
Del parque nos fuimos a lo que una vez fue una carretera vehicular y ahora es el sendero McGilvray Seven Bridges Road. A principios de la década de 1850, el inmigrante escocés Alexander McGilvray estableció un pequeño asentamiento y un servicio de ferry, ambos conocidos como «McGilvray’s Ferry», a lo largo del río Black River. Durante los siguientes cuarenta años, el ferry realizó cruces del río a pesar de que se encajaba frecuentemente con pedazos de tronco que flotaban en el río. Los ciudadanos solicitaron repetidamente un medio más confiable para cruzar el río y, en 1892, el condado de La Crosse erigió el primero de una serie de puentes de madera en McGilvray Road.
Desafortunadamente, las aguas pantanosas del río y las frecuentes inundaciones pronto pudrieron la madera. Desde 1905 hasta 1908, La Crosse Bridge and Steel Company erigió una serie de puentes de acero. Estos puentes de arcos atirantados incorporaban «clips de gancho» en lugar de remaches para sujetar y reforzar los miembros estructurales. Cinco de estos raros puentes se encuentran en McGilvray Road y están incluidos en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Y aunque se llame Seven Bridges Road o Camino de los Siete Puentes, hoy en día solo hay seis puentes porque el séptimo fue desarmado y eliminado en 1954.
Al llegar notamos que no había nadie más en el sendero, al menos el estacionamiento estaba vacío. Al inicio del sendero un letrero indica los puentes y la distancia, en millas, a cada uno de ellos. El sendero cubre una distancia de 1.8 millas (2.9 kilómetros) y nuestra intención era llegar hasta el final y regresar por el mismo sendero. Pero cuando íbamos por el segundo puente decidimos regresar. La cantidad de mosquitos era incontable y no teníamos repelente de insectos con nosotros. Los puentes están en muy buenas condiciones, se nota que le dan mantenimiento con frecuencia y el sendero es uno muy bonito. Nos tiramos las fotos de rigor y arrancamos casi corriendo de vuelta al carro, los mosquitos nos tenían locos.
Nuestra siguiente para fue en Myrick Park, que es el parque más antiguo de la ciudad. El parque es bastante grande, y conecta con numerosos senderos, desde fáciles como el que hicimos nosotros, hasta difíciles. Y tiene unas vistas panorámicas de los acantilados de la ciudad. El sendero que recorrimos bordea una zona pantanosa llena de vida. En ella vimos pájaros de diferentes especies y hasta un grupo de tortugas que se asoleaban mientras descansaban encima de un tronco. Nosotros aprovechamos la luz del sol para tomarnos unas fotos tipo “headshot”.
Ya teníamos hambre y nos fuimos al centro de la ciudad a buscar donde comer. Terminamos en un pub irlandés llamado Dublin Square. Ordenamos unas alitas deshuesadas con salsa bbq, tocineta y queso y yo pedí una sopa de cebolla. Ambos platos estaban buenos para ser comida de un pub.
Ya con la panza llena, nos fuimos a ver la playa de Pettibone que solo la vimos de pasada desde el barco de vapor en el tour del día anterior. Pettibone Beach abrió en el 1901 y originalmente era parte de estado de Minnesota, pero luego pasó a ser parte de WIsconsin. Como el día estaba soleado y caliente, sabíamos que iba a ver buen ambiente. Y así mismo fue, había mucha gente en la playa, mayormente jóvenes de edad universitaria y era de esperarse pues como mencioné en la publicación del itinerario de La Crosse, esta ciudad es una ciudad universitaria. No teníamos traje de baño con nosotros así que no nos pudimos meter al agua, pero pasamos un rato allí viendo al ambiente y a las personas jugando volibol.
El calorcito del día nos tenía con sed y decidimos echarle una visita a una cervecería que le habíamos pasado por el lado en la mañana. La cervecería se llama 608 Brewing Company y, al igual que en la cervecería del día anterior, pedimos un flight. Las cervezas muy buenas también, pero aquí no compramos cervezas para llevar porque ya teníamos las de la otra cervecería. La cerveza nos calmó la sed, pero por otro lado nos dio hambre. Nos fuimos directo a cenar al restaurante de comida BBQ Famous Dave’s. Ordené el brisket pero no estaba tan bueno. Los complementos sí estuvieron buenos, fueron macarrones con queso, papas majadas y un pan de maíz.
Terminamos el día regresando al mirador de Grandad Bluff Park para ver la ciudad iluminada en la noche. Fue la mejor manera de despedirnos de La Crosse. Un bonito anochecer, con el cielo pintado de colores y las calles perfectamente cuadriculadas de la ciudad iluminadas. Seguiremos descubriendo otras ciudades y pueblitos de Wisconsin, mientras tanto ya podemos a sacar a La Crosse de la lista de ciudades pendientes.
Al próximo día en la mañana salimos de regreso a la casa. No sin antes pasar a buscar al perrhijo Hugo que estaba hospedado en el “hotel” de mascotas en Milwaukee.
El itinerario completo lo puedes ver AQUÍ.


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La próxima vez debes visitar el Lago Pepin. Acabo de mirarlo y está a una hora y media desde La Crosse, más lejos que pensaba. Wisconsin y Minnesota tienen mucho.
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El lago Pepin está a cuatro horas y media de Milwaukee 😐
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