A las 5am me despertó el bullicio de las bocinas de los carros y la gente hablando. Es que el cuarto que nos tocó daba para la plaza y se escuchaba todos los ruidos del exterior. Nos preparamos y a las 6am bajamos a desayunar. El desayuno estaba incluido con la estadía y consistía en pan local, mermelada de fresa hecha en casa, huevos revueltos y jugo de piña. Fue un desayuno completo y muy rico. El hotel, Posada Villa Mayor, también maneja una panadería y allí me compré una “lengua de suegra” que es una especie de pastelillo largo relleno con dulce de leche.
Luego yo me fui a la plaza es busca de un bloqueador solar y lo conseguí en una farmacia por 58 soles, unos US$15.50, súper caro y el envase no era para nada grande. Me quedé caminando y tirando fotos por la plaza y sus alrededores porque a las 9am Alex nos venía a buscar y aún era bastante temprano.
La Plaza Mayor o Plaza de Armas se encuentra en pleno centro histórico de la ciudad y es el principal espacio público de la localidad desde antes de su fundación española. Originalmente el área era un terreno pantanoso pero durante el imperio incaico el pantano fue secado y transformado en el centro administrativo, religioso y cultural de la capital imperial. Ahí se realizaba todo tipo de ceremonias y se celebraban las victorias del ejército inca. Después de la conquista española, fue transformada en una plaza por los nuevos gobernantes, quienes construyeron templos católicos y mansiones sobre las ruinas de los antiguos palacios incas.
Actualmente es el núcleo central del Cusco moderno, rodeado por restaurantes turísticos, joyerías, agencias de viaje y las mismas iglesias católicas levantadas durante el periodo colonial y que constituyen dos de los monumentos más importantes de la ciudad: la Catedral de Cusco y la Iglesia de la Compañía de Jesús. En el centro de la plaza está la fuente del inca Pachacutec, primer gobernante del Tahuantinsuyo y quién simboliza el poder y sabiduría de los incas en la historia. Su obra más recordada durante su gobierno fue la construcción de la Ciudadela Inca de Machu Picchu.
Tras el recorrido por la plaza me regresé al hotel. A las 9 en punto Alex llegó por nosotros y comenzamos el recorrido por Cusco y sus alrededores. Nos llevamos el boleto turístico que Alex nos había comprado y que ya habíamos utilizado en el primer día. Los lugares que íbamos a visitar estaban incluídos en el boleto turístico y los que no estaban incluidos pues tenían entrada libre de costo. Primero fuimos al Mirador de San Cristóbal desde donde tuvimos unas vistas muy bonitas de la ciudad, especialmente de la Plaza de Armas. El mirador se encuentra adyacente a la iglesia que lleva el mismo nombre. Y se puede llegar caminando, está a tan solo 15 minutos de la plaza.
El siguiente lugar que visitamos fue Saqsaywaman. Este parque arqueológico es uno de los espacios culturales más importantes del Perú. Este complejo tiene una muralla inca en forma de rayo. Las piedras utilizadas en la muralla llegan a pesar más de 100 toneladas y miden hasta nueve metros de altura. Recorrer el complejo fue muy interesante, tiene acueductos, túneles, templos ceremoniales y hasta una explanada que es el lugar donde se escenifica la fiesta del sol “Inti Raymi” cada 24 de junio. En nuestra visita también vimos varias llamas que caminaban por el recinto.
Al salir de Saqsaywaman nos fuimos al Bosque de Eucaliptos de Q’enqo. El bosque es uno de los paisajes naturales más pintorescos de la capital inca. Los eucaliptos llegaron a Cusco a través de la sierra peruana, específicamente a través de Huancayo, donde se sembraron las primeras semillas importadas de Australia en 1864. La entrada es libre de costo y el acceso es las 24 horas. Ahí estuvimos como media hora sentados bajo los eucaliptos respirando aire fresco para seguir con el tour más adelante.
Justo al lado del bosque está el complejo arqueológico de Q’enqo. Este complejo arqueológico fue un importante recinto religioso, en el cual se realizaban ceremonias en honor a los dioses mayores de la cultura inca. Lo que hoy queda del complejo arqueológico de Q’enqo son rocas labradas que no pudieron ser destruidas por los españoles, poco queda de los senderos y acueductos, tampoco están los recintos, los depósitos ni los baños. En el interior se encuentran tallados tres animales importantes en la cosmovisión andina: el cóndor, el puma y la serpiente. Una de las rocas talladas que vimos fue la Piedra de los Sacrificios. Esta plataforma tallada en una roca de gran dimensión se asemeja a un gran asiento y se encuentra en las galerías subterráneas. Ahí se realizaron sacrificios humanos y animales.
Ya era más del medio día y Alex nos llevó a un restaurante “turístico” a almorzar. Estaba localizado en el pueblito de Huayllarcocha pero no recuerdo el nombre. Lo que si recuerdo es que la comida no estaba para nada buena. Nada de lo que pedimos estaba bueno, las carnes estaban sumamente secas. Ah pero si se tratase de beber, ese si sería el lugar ideal porque las cervezas estaban baratas y frías.
Terminado el almuerzo nos fuimos a Puka Pukara que estaba a pocos pasos del restaurante. Puka Pukara significa en quechua fortaleza roja y se le dio el nombre de fortaleza debido a encontrarse en una plataforma elevada. Sin embargo, su función aún es incierta. Lo de rojo se debe al color de la tierra con abundante ichu (paja andina) y vegetación característica de las zonas de gran altura como la de este sitio. Se presume que Puka Pukara sirvió como sitio de descanso militar de las tropas del inca mientras éste se situaba en el templo del agua de Tambomachay, ubicado a unos pocos pasos.
El último parque arqueológico que visitamos fue precisamente Tambomachay. Este sitio arqueológico fue un lugar destinado al culto del agua y como lugar de descanso de la nobleza inca. En la cosmovisión andina el agua era el origen de la vida, convirtiendo este recurso en una de sus principales deidades. Por este motivo se le dio especial importancia al culto del agua en todas las construcciones incas. Tambomachay tiene fuentes trabajadas en piedra que alimentan a una red extensa de canales que proporcionaba agua a los recintos arqueológicos cercanos. Este centro arqueológico fue construido sobre un río y manantiales, aunque aún no se sabe exactamente de donde proviene el agua que fluye en curso. El desnivel permite que el agua recorra todos los canales, que a pesar de haber pasado más de 600 años, sigue fluyendo.
Lo último que el guía nos llevó a conocer fue la estatua del Cristo Blanco. La estatua fue construida en la cima del cerro Pukamuqu y, debido a su ubicación, también sirve como mirador. La estatua tiene los brazos abiertos hacia la ciudad y da la impresión que la “cuida”. El Cristo Blanco fue un regalo a la ciudad de la comunidad árabe palestina cristiana que reside en Cusco. La entrada a esta estatua/mirador es libre de costo.
Tras varias fotos Alex nos llevó al hotel y acabamos así el tour por Cusco. Esa noche teníamos reservación para el restaurante Chicha del reconocidísimo chef peruano Gastón Acurio. Luego de descansar en el hotel y un baño bien necesario nos fuimos al restaurante que quedaba en la Plaza Regocijo, justo la plaza donde nos estábamos quedando nosotros pero al lado opuesto. Los muchachos ordenaron sandwiches y yo me ordené un churrasco de lomo en salsa de licor andino que estaba riquísimo. También probamos la limonada, sangría y de postre un sorbete de frutas. Con ese postre terminamos nuestro largo día y nos fuimos a dormir.
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