Día 7 La Ruta del Sol
El día comenzó saliendo del hotel en un taxi que nos llevaría a la estación de autobuses de Turismo Mer. Resulta que nos llevo a una estación donde hay diferentes compañías de autobuses pero la de Turismo Mer, para la Ruta del Sol, es en otro lugar. Tuvimos que volver a montarnos en el taxi y entonces esta vez nos llevó a la estación correcta. El bus es uno turístico, o sea que teníamos un guía, y es uno de los viajes más espectaculares para explorar los “andes”; hábitat natural de los camélidos, como llamas, alpacas y vicuñas, asimismo encontrarnos la diversidad de paisajes, pueblos y lugares arqueológicos, asentados a lo largo del camino. El costo de este tour fue de US$50 y no incluía las entradas a los museos, iglesias y parques arqueológicos que visitamos. Esas entradas costaron US$10 adicionales y te daban un boleto que utilizabas para entrar a todos los lugares incluidos en el tour.
La primera parada del bus se hizo en un pueblito llamado Andahuaylillas. Paramos en una pequeñita plaza en la cual esta el Templo San Pedro Apóstol. Cuando uno ve la iglesia por afuera, se ve bastante humilde, y nada de impresionante, pero basta con atravesar la puerta para ver algo totalmente opuesto a la austeridad de su exterior. Esta parroquia tiene paredes y techos decorados con pinturas al fresco y cuadros bañados en pan de oro. El techo esta cubierto con frescos de temas frutales y florales. Es por estos frescos que se le conoce como la Capilla Sixtina de América. Los murales que se encuentran en muchas áreas el templo fueron pintados para enseñar a los nativos los dogmas de la fe cristiana mediante sus ilustraciones. Este templo fue uno de los dos centros de traducción de las lenguas indígenas que había en Cusco.
La segunda parada fue en Raqchi, el cual es un sitio arqueológico de mucha importancia en donde se encuentra el Templo a Wiracocha. El conjunto arqueológico de Raqchi tiene como punto central los restos de un magnífico templo levantado por los incas para el culto al dios Wiracocha. El templo a Wiracocha es una obra maestra de arquitectura en piedra y barro. Lo que más impresiona es un muro central con base de piedra y cuerpo de adobe. A los dos lados del muro se aprecian las bases de 22 columnas cilíndricas. También hay unos graneros de forma circular llamados colcas los cuales que utilizaban para depositar alimentos y mantenerlos conservados. Estas colcas son únicas ya que a diferencia de otras estructuras incas estas no son cuadradas. Aún se puede ver un sistema de riego, o fuente de agua, que se utilizaba para la agricultura.
La tercera parada la hicimos en Sicuani con el único propósito de almorzar. Paramos en un restaurante que estaba a la orilla de un río. El restaurante tenia almuerzo bufet y el cual estaba incluido con el tour. En la parte de atrás habían varias llamas y alpacas y se podía apreciar el río y las montañas. La comida estaba buena, pero nada del otro mundo. Luego de almorzar nos tiramos varias fotos con las llamas y alpacas.
La cuarta parada fue en La Raya. Este es el punto más alto (4335 msnm) de la Ruta del Sol. Se le llama de esa forma porque justo en la Raya se encuentra el límite vial entre Cusco y Puno. Este límite se encuentra rodeado de hermosos nevados, y hay varios vendedores ambulantes ofreciendo artesanías y textiles.
En la quinta parada visitamos el Museo Lítico de Pukara. Este museo constituye un importante Centro Ceremonial del Altiplano Peruano. En el museo se puede descubrir el origen de la Cultura Pre-Inca a través de esculturas y cerámica. Luego de ver y escuchar tanta historia inca, ya no nos quedaban ni ganas de entrar a este museo. Dimos un recorrido a las millas y salimos rápido. El cansancio del día ya nos estaba atacando. Nos compramos un mantecado en una tiendita de la esquina al lado del museo y nos regresamos al bus.
Dos horas más en el bus y poco después de las 5pm llegamos a la estación de buses de Puno. Allí estaba esperándonos una persona que nos iba a llevar al hotel Cantuta Inn. Llegamos al hotel bajo un aguacero bien fuerte. Nos dimos un baño y salimos a cenar a un restaurante justo al frente de la Plaza de Armas de Puno. Esa noche nos fuimos de italiano, yo pedí una lasaña que estaba riquísima y la baje con una cerveza Cusqueña. Luego de ese atracón de comida, nos fuimos en taxi hasta el hotel y a dormir con el sonido de la lluvia al caer.
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