En nuestro penúltimo día en Rio nos levantamos temprano porque queríamos ser de los primeros en visitar el Pan de Azúcar por eso de evitar el tumulto de turistas. Ya a las 7:45am estábamos haciendo la fila para comprar los tickets y a las 8am abrieron la boletería. Pagamos R$71 por el ticket y nos fuimos a esperar el bodinho (teleférico). El ascenso a la montaña Pan de Azúcar se hace en dos etapas. En la primera, el bodinho nos llevó desde la boletería en Praia Vermelha hasta el Morro de Urca, que se impone en la costa a 227 metros por encima de la ciudad. Ese tramo es de 1 kilómetro y ahí fue cuando comenzamos a tener las primeras vistas aéreas de Copacabana, la estatua del Cristo Redentor, el Puente Niteroi y la Bahía Guanabara. En el Morro de Urca hay tiendas de souvenirs y cafeterías pero nosotros decidimos seguir directo al bodinho que nos llevaba al Pan de Azúcar y cuando estuviéramos de regreso entonces explorar el Morro de Urca.

En el segundo tramo el bodinho nos llevo del Morro de Urca a la cima del Pan de Azúcar. Con 369 metros de altura, teníamos una vista de 360 grados de la región. El morro es un pico monolítico de granito, prácticamente sin vegetación, que se alza directamente sobre el mar como parte de una península que se adentra en el Océano Atlántico. A los pies del Pan de Azúcar el portugués Estácio de Sá fundó la ciudad con el nombre de São Sebastião do Rio de Janeiro en el 1565.


Después de las decenas de fotos que tomamos nos regresamos al Morro de Urca. Allí vimos la historia evolutiva del bodinho del Pan de Azúcar en una sala de exposiciones llamada Cocuruto, nos bebimos unas caipirinhas de parcha (maracuyá) en uno de los varios locales que se encuentran en el morro. Antes de bajar del morro fuimos a la plaza conocida como la Plaza de los Bondes donde se exhiben antiguos bondinhos, que operaron por más de 100 años antes de ser reemplazados.



Bajamos del morro y dimos un breve paseo por la Plaza General Tiburcio donde vimos el Monumento a los Héroes de la Laguna. Justo detrás de la plaza está la Praia Vermelha (Playa Roja) y desde la playa tuvimos unas vistas de postal de los morros de Urca y Pan de Azúcar. Algo curiosos que se encentra en el área de playa es la estatua de Chopín. Esta estatua tiene una historia del porque se encuentra en Rio. Cuando los nazis invadieron Polonia en el 1939 una de las primeras barbaridades que cometieron en Varsovia fue destruir la estatua del famoso compositor y pianista Frédéric Chopin. Cuando la noticia llegó Rio la comunidad polaca reunieron dinero para la construcción de una nueva estatua. Originalmente la estatua fue colocada en Cinelandia, frente al Teatro Municipal, pero luego fue movida a la Praia Vermelha.


Nos fuimos de Praia Vermelha y caminamos varias cuadras hasta llegar al Late Clube do Rio de Janeiro. Tres semanas antes del viaje habíamos reservado un paseo en velero de cuatro horas por la Bahía Guanabara y el punto de encuentro era el club náutico. La reservación era para las 2pm porque queríamos ver el atardecer desde el mar pero como llegamos una hora antes al club náutico aprovechamos para almorzar en el restaurante del club.

A las 2 en punto ya estaba el capitán Cassio con su velero y comenzamos nuestra aventura por la bahía. Navegamos en dirección al municipio de Niteroi, que se encuentra al otro lado de la bahía justo frente a Rio. Pasamos frente a lo que parecía ser una nave espacial extraterrestre pero era el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi. Ese museo es un de las últimas obras realizadas por Oscar Niemeyer a sus 100 años. Seguimos directo a la Playa Icaraí que es una de las más bonitas y extensas de la ciudad de Niteroi.


Viramos en dirección a Rio y pasamos por la Ilha Fiscal (Isla Fiscal) que tiene el un hermoso palacio donde se llevó a cabo el último gran baile justo antes de que se proclamara la república. El diseño del palacio fue inspirado en los castillos franceses del siglo XIV. En la actualidad el palacio alberga un museo histórico cultural. Seguimos navegando y pasamos por el nuevo Museu do Amanhã (Museo del Mañana) que aún estaba cerrado y lo inauguraron tres semanas después. El museo de ciencias es la primera gran obra en Latinoamérica del arquitecto español Santiago Calatrava.


Terminamos el paseo navegando por debajo del Puente Niteroi que con una extensión de trece kilómetros, lo convierte en el puente más extenso de Latinoamérica y el número 34 más extenso del mundo. Antes de la existencia del puente, había que recorrer una ruta de 100 kms para poder ir de Rio de Janeiro hasta Niteroi.

El plan original era ver el atardecer desde el velero, pero un miembro del grupo se sentía mal y estaba devolviendo y mareado y tuvimos que regresar al club náutico sin poder ver el atardecer. Del club nos fuimos caminando por toda la Avenida Pasteur hasta llegar a Botafogo. Ahí cenamos en Boteco Esquina de Botafogo que es como una cafetería donde van los locales, nosotros éramos los únicos extranjeros. Ordené un arroz con camarones que estaba para chuparse los dedos y a muy buen precio. Al terminar tomamos un taxi de regreso al apartamento. Esa última noche en la Cidade Maravilhosa nos quedamos organizando las maletas.

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hola tendras el contacto del velero??? gracias!
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Hola César,
Reservé el velero a través de Sail in Rio (https://www.sailinrio.com) y el correco electrónico es info@sailinrio.com . Me dejas saber si necesitas alguna información adicional de Rio de Janeiro.
Disfruta de la Ciudad Maravillosa!
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