Petrópolis, que se encuentra a 68km de Rio, fue el destino de verano por excelencia de la nobleza y la alta sociedad durante los siglos 19 y 20. Por estar situada en la Serra dos Órgãos cuenta con un clima más cálido que Rio especialmente en los meses de verano. La ciudad es una mucho más tranquila que Rio, sin calles intransitables ni aceras atestadas.

Cuando fuimos a la escalera de Selarón conocimos a un cubano que nos ofreció un tour a la ciudad de Petrópolis. Una guagua tipo van nos recogió frente al apartamento y partimos hacia la ciudad imperial. La ruta, que se supone era de una hora 20 minutos, nos tomó mas de dos horas porque había un accidente en las montañas que conducen a Petrópolis.

Cuando estábamos ya en la ciudad, casi llegando al centro, le pasamos por el lado al Palacio Quitandinha. El palacio fue diseñado por el arquitecto italiano Luis Fossetti y construido entre 1941 y 1946. Fue el segundo hotel más famoso en Brasil, luego del Copacabana Palace Hotel en Rio de Janeiro. El hotel fue cerrado en 1962 y sus cuartos fueron vendidos como residencias privadas en 1963.

El primer lugar que visitamos fue en la tienda y fábrica de chocolates Patrone. La fabrica de chocolates fue fundada por un inmigrante portugés en Rio de Janeiro en 1913 pero en 1945 mudaron la producción del chocolate a Petrópolis. En la tienda nos dieron a probar diferentes tipos de chocolates y compre unos cuantos para el camino.

De los chocolates fuimos al Museo Imperial, mejor conocido como el Palacio Imperial. La edificación, construida en 1845, que hoy en día ocupa el museo originalmente fue el Palacio de Verano de la familia imperial y uno de los lugares preferidos del último emperador de Brasil, Pedro II.

Cuando entramos al palacio uno de los empleados nos dieron unas chancletas de algodón tipo pantuflas con el fin de prevenir que la suela de los zapatos dañen los pisos que fueron hechos de mármol, cedro, jacarandá y palo de rosa. Las fotos no estaban permitidas así que no tengo ni una sola foto del interior. El museo acoge una de las mayores colecciones de objetos y documentos del periodo Imperial Brasileño. La mayoría de esa colección perteneció al emperador Pedro II. Vimos una corona hecha en oro y joyas, un cetro y algunos trajes que utilizaron los emperadores. Los muebles y la decoración de la sala de música, el comedor, la sala del trono, las habitaciones y la sala de las joyas, se conservan tal y como eran originalmente. También vimos unas fotos que muestran los cambios urbanísticos por los que ha pasado la ciudad de Petrópolis.

En las afueras del edificio hay unos jardines bien bonitos por los que caminamos.También hay una estatua de Don Pedro II, una exhibición de carros antiguos y la última foto de la familia Imperial en Petrópolis. Luego fuimos a un restaurante, llamado Bechamel, a almorzar. Era un restaurante tipo buffet, y toda la comida estaba súper buena.

Termianos el almuerzo y nos fuimos a la Catedral de São Pedro de Alcântara. La catedral fue construida entre 1884 y 1921 y tiene una torre desde donde se puede ver todo el centro de la ciudad. Nosotros no pudimos subir porque la guía nos dio solo 15 minutos para visitar la catedral y no nos daba tiempo de subir. Apenas vimos el interior a vuelo de pájaro. La catedral alberga el mausoleo de la familia imperial, finamente tallado en mármol, donde descansan los restos de varios miembros de la familia incluyendo el último emperador Don Pedro II.



El Palacio de Cristal fue importado desde Francia en el 1879 y se mandó a constuir para acoger las exposiciones de productos agrícolas y de aves que se hicieron tradicionales en Petrópolis. Además, tiene una importancia histórica porque fue el marco solemne de la abolición de la esclavitud en Petrópolis por parte de la princesa Isabel en 1888 al liberar los últimos escalvos de la ciudad. En la actualidad el palacio acoge diferentes tipos de exposiciones y eventos culturales.


La última parada la hicimos en La Encantada, la casa de Santos Dumont. Y digo parada, porque eso fue literalmente lo que hicimos. No entramos a la casa museo porque había una fila bastante larga y la guía nos dijo que ya estábamos tarde para regresar a Río, que hacer la fila no era posible. Solo pude tomarle una foto desde afuera. Alberto Santos Dumont fue un pionero de la aviación, inventor e ingeniero brasileño. Fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión, impulsado por un motor aeronáutico.

Ya de vuelta en Río nos fuimos a ver el atardecer desde la Piedra de Leme. Terminamos el día cenando en la churrasquearía Marius Degustare que la teníamos justo debajo del apartamento, en el mismo edificio. Esa fue la cena más cara que pagué en la ciudad pero todo estaba exquisito, y no solo habían carnes, sino que también habían mariscos en el buffet.

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¡Impresionante!
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La ciudad de Petrópolis es hermosa y con mucha historia.
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