Como había sido costumbre en los días anteriores, comenzamos el día con el desayuno que ofrecía el hotel, que al igual que todos los demás hoteles donde nos quedamos, estaba incluido con la estadía. Al terminar, hicimos el check out, llevamos el equipaje a los vehículos y comenzamos la ruta del día.
Del hotel salimos en dirección norte hacia la península de Vatnsnes. En esa península, en la bahía Húnafjörður, se encuentra una columna de basalto de 15 metros (49 pies) de alto llamada Hvítserkur. El camino en la península es todo en gravilla, con hoyos en la carretera, lo cual atrasó un poco nuestra llegada por que íbamos a paso lento esquivándolos. Llegamos al estacionamiento de Hvítserkur luego de conducir por una hora. Recorrimos un sendero mientras observábamos el amanecer. Al final del sendero llegamos al borde de la montaña donde hay un mirador con vista directa a Hvítserkur.
Hvítserkur es conocido como el Troll del Norte y el nombre se traduce como “camisa blanca”, una alegoría al color de los excrementos de los pájaros que anidan en la roca. El folklore dice que Hvítserkur era originalmente un troll de la península, decidido a arrancar las campanas del convento de Þingeyraklaustur. Se dice que los trolls, a diferencia de los elfos, están aterrorizados por el cristianismo. La bestia estaba tan furiosa y persistente que no notó el sol naciente y quedó inmediatamente petrificada por la eternidad en sus rayos. En retrospectiva, como la mayoría de los cuentos populares de Islandia, parece que este tenía un mensaje cristiano no tan sutilmente entretejido. Es probable que la historia sea una alusión a la resistencia estoica de la gente a la cristianización de Islandia, lo que implica que los que se aferraron a su religión nórdica eran tan tercos, estúpidos, violentos y malvados como los trolls, y tal vez en camino a un destino similar.
La comunidad científica tiene otra explicación de cómo se formó Hvítserkur. La erosión del agua de mar en cascada ha tallado tres grandes agujeros a través de la roca basáltica, esculpiéndola y formando lo que parece un animal mitológico petrificado. La base de la columna se ha reforzado con hormigón para proteger sus cimientos del mar, pero esto no ha impedido que los visitantes interpreten la peculiar forma de la roca.
Desde el mirador también vimos al hermoso sol asomándose por encima de la densa niebla que cubría la Bahía Húnafjörður, todo un espectáculo. Al lado del mirador vimos una especie de “escalones” por donde se puede bajar y ver Hvítserkur de cerca, pero esos escalones se veían algo peligrosos y estaban cubiertos con hielo. Decidimos mejor caminar por una ruta que es mucho más larga pero más segura. Caminamos en dirección al estacionamiento y desde allí nos fuimos caminando por otra vereda que nos alejaba de Hvítserkur pero íbamos caminando más seguros mientras bajábamos la montaña poco a poco. Al llegar abajo nos acercamos a la playa y caminamos bordeándola hasta llegar a Hvítserkur. Mientras caminábamos vimos varias focas nadando y jugando en el agua, era la segunda vez que veíamos focas en el viaje. Había una niebla bien densa que se acercaba cada vez más a la roca de basalto así que intentamos caminar lo más rápido posible para llegar a Hvítserkur antes que la niebla.
Al llegar a Hvítserkur ya la niebla estaba allí, aún así ver esa enorme roca volcánica de cerca fue impresionante. La marea estaba alta y no pudimos acercarnos a la roca, pero cuando hay marea baja se puede hasta caminar por debajo de la columna. Algunos dicen que Hvítserkur se parece más a un elefante que a un troll, mientras que otros afirman que se parece a un rinoceronte. Algunos espectadores han ido tan lejos como para afirmar que la roca aparece como un dragón pero a mi me pareció un dinosaurio bebiendo agua. Pasamos cerca de media hora tomando fotos y nos regresamos caminando por la orilla de la playa otra vez y subiendo la montaña por donde mismo habíamos bajado.
Nos regresamos a los vehículos y conducimos por dos horas y media hasta llegar al estacionamiento de dos de las cascadas más visitadas del oeste de Islandia llamadas Hraunfossar y Barnafoss. Algunas de las cascadas más impresionantes de Islandia son las cascadas de lava Hraunfossar que gotean directamente desde debajo de el campo de lava Hallmundarhraun. Las impresionantes caídas incontables blancas corren en cascadas en serie por un acantilado de lava de unos 900 metros (2,953 pies) de ancho. El agua se origina en el glaciar Langjökull, el segundo glaciar más grande de Islandia. El agua del glaciar tiene que viajar una distancia bastante larga hasta Hallmundarhraun filtrándose a través del campo de lava. Este campo de lava es producto de uno de los volcanes que se encuentran debajo del glaciar. Desde allí, el agua desemboca en el famoso río Hvítá, que a pesar de su nombre (Hvítá significa río blanco) no es blanco en absoluto. El día que visitamos la cascada el agua del río era de un color azul turquesa.
Tras fotografiar la cascada Hraunfossar nos fuimos a ver otra cascada que está a apenas unos cuantos metros, llamada Barnafoss. Barnafoss una cascada donde el agua fluye a una magnitud impresionante creando una especie de rápidos. Es un sitio mágico en sí mismo, girando, haciendo espuma y agitándose mientras corre por un estrecho valle, el cual pudimos ver desde arriba gracias al puente peatonal que se encuentra sobre el río. El puente fue construido originalmente en el año 1891 y renovado exactamente un siglo después. Sin embargo, es aún más fantástico debido a su contraste con Hraunfossar. Ambas cascadas han sido protegidas y designadas como Monumento Nacional desde el año 1987.
Luego nos fuimos a ver la cafetería/centro de visitantes y me compré un chocolate caliente y una dona islandesa por kr600. Estaba a punto de anochecer cuando decidimos irnos pues aún nos quedaban dos horas de recorrido hasta llegar al Hotel Stundarfridur. El hotel era muy bonito, tipo cabaña con la madera expuesta. Tras hacer el check in nos fuimos al asentamiento más cercano que era Stykkishólmur en buscar de un lugar donde cenar. La cena de ese día la tuvimos en el restaurante Narfeyrarstofa donde me comí unos espaguetis a la boloñesa que costaron kr3250. Los espaguetis estaban riquísimos, y era la versión vegetariana de otros espaguetis que había en el menú.
Esa noche volvimos a ver auroras boreales, y esta vez eran más largas. Tan largas que mi lente wide no era suficiente para capturarla completa. Nos alejamos un poco del hotel caminando y nos paramos en un área totalmente oscura donde estuvimos tomando fotos de las auroras por media hora y luego nos fuimos a dormir.
El itinerario completo del viaje a Islandia lo puedes encontrar AQUÍ.
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