No habíamos puesto ninguna alarma para este día porque habíamos estado de fiesta hasta las 3 de la mañana la noche anterior, pero nos despertamos temprano de todas formas. Subimos a desayunar y allí estaba mami, como todas las mañanas, ya sentada y desayunando. Tras el desayuno fuimos a la cubierta a echarle un vistazo a la segunda isla de la ruta y allí estaba la bonita Saint Lucia o Santa Lucía, brillando bajo un hermoso cielo azul en una mañana acalorada, típica del Caribe. El puerto en el que nos encontrábamos está localizado en la ciudad capital de Castries, la más poblada de la isla. Hicimos el desembarque y justo en el muelle, junto a un arco que nos daba la bienvenida a la isla, vimos la oficina de turismo y nos dirigimos hacia ella para hacerle unas preguntas.
Meses antes del viaje, mientras buscaba información de lugares que ver y cosas que hacer en las islas, había leído que, aunque Santa Lucía es una isla pequeña, los tiempos de recorrido entre un lugar y otro eran bastante debido a la superficie de la isla que es montañosa, llena de carreteras empinadas y curveadas. Por eso decidí no rentar carro y contratar mejor un tour que nos llevara a los lugares más importantes de la isla. Pagamos US$50 cada uno, y compartimos el autobús con dos parejas de Puerto Rico y una de Estados Unidos. Mami y Víctor no hicieron el tour, pero se fueron a recorrer las calles de Castries.
El tour comenzó subiendo la montaña Morne Fortune hasta que llegamos al mirador Morne Fortune Layby. El mirador fue renovado en el 2012 y desde allí se tienen las mejores vistas de Castries, del aeropuerto y del Puerto de Castries, localizado en Pointe Seraphine, que fue donde desembarcamos. El mirador es libre de costo y en su entrada hay varios puestos de venta de artesanías, recuerdos y hasta agua y refrescos había para la venta. Los vendedores eran bastante insistentes, pero con decirles que no estaba interesado fue suficiente. Esa parada en el mirador fue bastante corta, tras unos quince minutos continuamos con el tour. A pocos metros del mirador pasamos por la casa del Gobernador General de Santa Lucía, no hicimos ninguna parada en la casa, pero por lo poco que vi desde afuera se nota que es una residencia bien bonita.
Continuamos la ruta hacia el sur de la isla, entre cuestas y curvas, hasta que llegamos a un negocio/barra donde nos paramos. La razón principal de esa paraba era probar un licor de guineo (banana) que se produce en la isla. Nos recibieron con un racimo de guineo del cual nos ofrecieron uno a cada uno. Habíamos bebido tanto la noche anterior en la fiesta de despedida de año que no quise probar ni el guineo ni el licor. Había otros productos hechos a base de guineo y también vendían recuerdos, pero nada me llamó la atención. El lugar se encontraba en una zona rural rodeado por árboles de papaya y palmas. Me recordaba mucho a Puerto Rico. Aproveché que vendían agua en la barra y me compré una botella de un litro porque estaba sediento.
Regresamos al carro y seguimos nuestro camino. La próxima parada la hicimos en un mirador desde donde se tenían una de las mejores vistas de las Pitons. El mirador es totalmente libre de costo y también en este mirador hay varias personas vendiendo recuerdos y artesanías. Las Pitons son dos montañas de origen volcánico localizadas al sur de Saint Lucia en el pueblo de Sufrière. El más alto de los picos, el Gros Piton, se alza a 768 metros (2,520 pies) sobre el nivel del mar. El menor, Petit Piton, se eleva a 750 metros (2,463 pies). Las dos montañas aparecen representadas en la bandera nacional del país. En la actualidad las montañas son una reserva ecológica protegida y la UNESCO las ha declarado, junto con el área que las rodea, como Patrimonio de la Humanidad en el año 2004.
Después del mirador finalmente llegamos al Volcán Sufrière que era el punto fuerte del tour. El Volcán Soufrier (Sulphur Springs) entró en erupción por última vez en la década de 1700. Se originó en un punto débil en la corteza de un cráter volcánico colapsado, y se considera que es un volcán inactivo, a diferencia del volcán activo Soufrier Hills en la isla de Montserrat. Lo primero que hicimos fue visitar las fumarolas del volcán, donde el típico olor a azufre (similar al huevo podrido) nos dio la bienvenida. Allí nos explicaron que, aunque hay gases siendo expulsados a través de la corteza, en la actualidad el volcán no ha mostrado señales de que vaya a hacer erupción. Estuvimos unos veinte minutos allí y luego fuimos a las piscinas de barro que están a la entrada del complejo volcánico.
Poder sumergirse en las piscinas de barro es una de las atracciones principales del volcán. Los baños de barro caliente en Sulphur Springs atraen a personas de todo el mundo porque desintoxica el cuerpo y ayuda a curar/mejorar las quemaduras por la exposición al sol, el eccema, la artritis y el dolor en las articulaciones doloridas en otras condiciones. Nosotros pagamos EC$37 por la visita a las fumarolas y las piscinas de barro. No estuvimos mucho rato en las aguas calientes, apenas nos dimos un chapuzón y en menos de 10 minutos ya estábamos saliendo de las piscinas.
Tras salir del volcán hicimos una parada en la cascada Toraille pero no entramos a verla porque había que pagar. Poco antes de llegar a Castries hicimos una corta parada en la bonita Marigot Bay. En realidad, no bajamos hasta la bahía, sino que el guía se estacionó en un área desde donde teníamos una bonita vista de la bahía. Marigot Bay es el lugar donde se grabó parte de la película Doctor Dolittle en 1967. A las 3pm llegamos al muelle, luego de un día turístico en Santa Lucía. La próxima vez que regrese a la isla quiero pasarlo en la playa y haciendo hiking en las Pitons. Debo mencionar que el tour no fue la gran cosa, lo que ocasionó que Santa Lucía haya sido la isla que menos me gustó.
Esa tarde, al salir de Castries, por fin pudimos ver el atardecer. En los días anteriores estábamos comiendo o bebiendo en la barra y nos perdíamos de observar el atardecer. El atardecer fue mágico, típico de los atardeceres caribeños. Estuvimos en la cubierta observamos el sol caer hasta que desapareció en el horizonte. Con ese atardecer pusimos punto final al día, aunque la noche apenas comenzaba. Continuamos con las noches de cerveza en la barra de la piscina hasta que el cansancio nos venció, lo que ocurrió tarde en la noche.
El itinerario de los siete días en crucero los puedes ver AQUÍ.
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