Día 13 – 10 de julio de 2014, Bath y Bristol
El plan para el día era visitar Bath en la mañana y Bristol en la tarde. Temprano en la mañana tomamos el tren en la estación Cardiff Central con destino a Bristol. Llegamos a la estación de Bristol, Temple Meads, y caminamos hasta el hotel que estaba justo frente a la estación. Allí dejamos el equipaje guardado en recepción y nos regresamos a Temple Meads para tomar el tren hacia Bath. Una vez llegamos a la estación de trenes de Bath, nos fuimos directo a visitar las termas romanas.
La entrada a los Roman Baths cuesta £15, excepto en julio y agosto que el precio aumenta a £15.50. Una audioguía, con diferentes idiomas incluyendo el español, está incluida junto al boleto de entrada. El área de la recepción, que es donde compramos las entradas, es de estilo victoriano. El techo tiene forma de domo y está decorado con imágenes de las 4 estaciones del año.
Lo primero que hicimos fue caminar por la terraza, la cual tiene estatuas de emperadores romanos y gobernantes británicos. Desde esa terraza pudimos ver el Gran Baño que se encuentra un nivel más abajo. La ciudad de Bath se construyó encima de esos baños termales y actualmente solo se ve una pequeña parte del complejo.
De la terraza pasamos a un museo donde tenían dos modelos a escala, uno de los baños termales y el otro del templo dedicado a la diosa Sulis. También en el museo se encuentra la fachada del templo compuesta por los restos que pudieron ser recuperados. El templo albergaba la estatua de Sulis Minerva, pero hoy solo queda la cabeza en bronce de esa estatua.
Los romanos visitaban los baños termales y el templo para rendirle culto a la diosa Sulis Minerva y pudimos ver algunos de los altares que en un principio adornaban el patio. También vimos una escultura hecha a la diosa Luna la cual era parte del edificio dedicado a las cuatro estaciones.
Luego pasamos por el Manantial Sagrado donde más de 1,000,000 de litros de agua fluyen todos los días a temperaturas que alcanzan los 115°F (46°C). En tiempos de los romanos, este fenómeno no tenía explicación humana posible y ellos se lo atribuían a los dioses. Por esto es que adoraban a la diosa Sulis Minerva, diosa con poderes sanadores. A modo de ofrenda a la diosa, se solía arrojar monedas al manantial y muchas de esas monedas se encuentran expuestas en el museo.
Salimos del área del manantial y llegamos a la gran piscina de aguas termales llamada el Gran Baño. Mide 1.6 metros de profundidad, lo que hacía ideal para los bañistas. En los 4 lados del Gran Baño hay escalones para entrar al agua. Habían personas vestidas como romanos de la época, sentados a orillas de la piscina hablando entre ellos. Actualmente el agua de estos baños no es segura para bañarse en ella. Pero en las cercanías de los baños romanos se construyó un edificio, conocido como Thermae Bath Spa, que permite a los visitantes bañarse en aguas termales procedente de un pozo.
Lo último que vimos fue el cuarto sauna que tenía un sistema de calentamiento subterráneo, llamado hipocausto, que consta de un patrón de columnas de ladrillo debajo del piso los cuales ayudaba a mantener el vapor caliente.
Después de la interesante visita a los baños termales, vimos desde afuera la Abadía de Bath que se encuentra justo al lado de los Baños Termales. El área frente a la abadía y los baños es una especie de plaza pública donde hay muchas personas, locales y turistas.
Almorzamos en el restaurante The Lamb and Lion que lo vimos mientras caminábamos por las calles del centro de Bath y luego tomamos el tren de regreso a Bristol. Al llegar a la estación Temple Meads fuimos al hotel a hacer check in y subir las maletas a los cuartos y luego tomamos la guagua hasta la estación de autobuses en el centro de la ciudad.
Salimos de la estación y bajamos por Union Street hasta llegar a Castle Park. En ese parque vimos las ruinas de St. Peter’s Church. Esta iglesia fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y ahora se preserva como un memorial. De lejos la iglesia no parecía estar en ruinas, pero cuando nos acercamos nos dimos cuenta que no tenía techo ni las vidrieras de las ventanas.
El parque queda justo a orillas del Río Avon y desde él pudimos ver el Bristol Bridge que fue abierto en el 1768. Del parque caminamos hasta llegar a la Catedral de Bristol. No entramos a la catedral por que se estaba llevando una actividad en las afueras de la iglesia y tenían la entrada bloqueada, tan solo la admiramos desde afuera. Frente a la iglesia vimos la estatua del reformista social-religioso Raja Ram Mohan Roy, quien nació en la India Británica y murió al norte de Bristol.
Opuesto a la catedral nos encontramos con el ayuntamiento de la ciudad. Tiene forma curveada, como un cuarto menguante de luna, y en el techo tiene cuatro unicornios idénticos los cuales representan la virtud. Como ya picaba el hambre, cruzamos la calle y nos metimos en La Tomatina, un restaurante español muy bueno. La sangría estaba deliciosa y las tapas ni se diga, queda recomendado.
Del restaurante nos regresamos al hotel en el autobús y así dimos por terminado nuestro día.
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