Ya que el día anterior nos cerraron la boletería casi en la cara porque llegamos justo a la hora que cerraban pues decidimos volver al Maracanã pero durante la mañana. Primero hicimos una parada a desayunar en Galería 1618, localizada en Leme, en la Rua Gustavo Sampaio. Tenían tres tipos de platos para el desayuno, el carioca, americano y europeo. Yo ordené el carioca que traía chocolate caliente, jugo de papaya, huevos revueltos, jamón y queso y pan con mantequilla.El plato costó R$40 y todo estaba delicioso.

Ya con la barriga llena caminamos hasta la estación Cardeal Arcoverde y tomamos el metro hasta la estación Maracanã. Ya eran las 12:30pm cuando llegamos a la boletería del Estadio Maracanã así que nos toco el tour de la 1 de la tarde. Pagamos R$36 e incluía un tour guiado de una hora por dentro del estadio, incluyendo los vestuarios. Aprovechamos los minutos que faltaban para el tour y caminamos por el lobby y la tienda del estadio. El lobby esta lleno de fotografías, historias y monumentos.


En el lobby hay un homenaje a quienes se considera dos de los mejores futbolistas de la historia del fútbol brasileño: un busto y las huellas de los pies de Garrincha, de quien se dice que llegó a ser uno de los más grandes, y las huellas de los pies de Pelé junto con la pelota con la que marcó su gol número mil.Vimos también la escultura de Zico, al que le decían el Galinho do Quintino (Gallito de Quintino). El ahora entrenador, es el líder goleador en la historia del Maracanã con 333 goles anotados en 435 partidos. Tiene 135 goles para el equipo nacional de Brasil y es uno de los cuatro brasileños en el Salón de la Fama de la FIFA.

A la 1pm en punto comenzó el tour que nos llevó al área del estadio designada a los reporteros y comentaristas a lo alto de las gradas. Luego nos llevaron a los palcos privados con barra y mesas con paredes en cristal para poder apreciar el juego y hasta incluyen un menú bufett.


El tour siguió en los vestuarios donde tenían una camisa de cada jugador marcando el vestidor que ellos usan. Aquí nos tiramos fotos en el vestidor de Neymar. Salimos de los vestuarios y pasamos por el túnel donde salen los jugadores al campo de juego y llegamos al area donde se sientan los jugadores en los partidos. Desde esa área teníamos la mejor vista del interior del estadio que es inmenso, tan inmenso que llegó a ser el más grande del mundo. Y así terminamos el tour del gran Maracaná, una pena que no logramos ver un partido en el estadio.



Del Maracanã nos fuimos en el metro hasta el famoso Sambódromo del Marqués de Sapucaí. Aquí nos llevamos una desilusión pues estaba en obras de mantenimiento y los portones los tenían cerrados. Y al estar vacío distanciaba mucho de la imagen que teníamos en la mente con las escuelas de samba desfilando por el sambódromo y las gradas llenas de espectadores. En cambio, vimos un sambódromo casi desolado, sin color, sin el brillo del carnaval.


Con esa impresión del sambódromo nos regresamos a Leme y paramos en la Taberna Atlántica a cenar. Luego de la cena y de un merecido descanso en el apartamento, nos fuimos a Lapa a darnos unas cervezas y pasar una noche de fiesta en la ciudad carioca. Nos metimos en Improviso Bar que tenían música en vivo y las cervezas estaban baratas. Pedimos un “bucket” de cervezas Brahma que venían forradas con hielo. Cuando se acabó la música nos movimos al bar de al frente, Bar da Boa, que aún tenían música en vivo. Allí terminamos la noche bebiendo cerveza y bailando al son de Don Omar y su Danza Kuduro.
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