Decidimos que comenzaríamos el día en el mismo Leme, subiendo la montaña que todos los días contemplábamos, y que estaba justo al lado del apartamento, el Morro de Leme. Para acceder al morro, hay que entrar a una base militar. Ya en la base, pagamos los R$4 de entrada y un soldado nos indicó el camino a seguir.

Para llegar a la cima, que se encuentra a 800 metros de altura, caminamos por un camino empedrado que nos tomó como 30 minutos en subir. En el camino vimos monos tití, aves, y hasta lagartos.. Al llegar al tope nos encontramos de frente con el Forte Duque de Caxias.

Este fuerte es una de las más antiguas fortalezas militares de Rio de Janeiro. Se construyó en el siglo 18 como un importante punto de vigilancia de la bahía de Guanabara, gracias a las excelentes vistas que se tienen desde aquí. Originalmente era conocida como Fuerte do Vigia ya que su labor era sólo de vigilancia. No fue sino hasta 1823, declarada la independencia de Brasil, que este emplazamiento militar fue provisto de artillería con la finalidad de unirse a los puestos de defensa de la ciudad, contra la armada portuguesa. En 1913, después de varias obras de ampliación y mejora, nace oficialmente el Fuerte de Leme, sobre lo que fueran los restos del antiguo Fuerte do Vigia.

Recorrimos el fortín y conocimos el búnker, los enormes cañones de 280 mm, un almacén de municiones y las salas de control. También visitamos unas salas con obras de arte, incluyendo una exposición de los diferentes diseños que ha tenido la bandera de Brasil. Desde los cañones las vistas de Copacabana, el Pan de Azúcar y los alrededores eran impresionantes. Ni la lluvia que comenzó a caer tan pronto llegamos al área de los cañones pudo minimizar las imponentes vistas que teníamos de la ciudad.




Esperamos a que escampara y procedimos a bajar la montaña. Hicimos una parada en Sindicato do Chopp donde almorzamos y nos dimos una cerveza. Al terminar tomamos un taxi y fuimos hasta la entrada de la Favela Santa Marta. Íbamos a recorrer la favela por nuestra cuenta pero un muchacho, residente de la favela, se ofreció a ser nuestro guía. Por supuesto que tenía un precio, pagamos R$50 cada uno. Hay un programa en la favela donde varios residentes son certificados por la ciudad de Rio para ser guías turísticos. Estos residentes tienen una compañía de turismo que se llama TouRio, liderada por Layos Duarte.


La Favela Santa Marta fue la primera en ser pacificada por la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), creando una presencia policial permanente en la comunidad. El tour, que en nuestro caso fue guiado por el propio Layos, comenzó tomando el funicular o plano inclinado, mejor conocido en Rio como el bodinho. Son cinco las estaciones que hay que subir, y a mitad de las estaciones cambiamos de bodinho. Luego de la quinta estación seguimos subiendo escalones hasta llegar a la cima de la favela.

La favela estaba llena de arte callejero, para cualquier lado que miraba había grafitis, la mayoría de ellos con mucho arte. Las escaleras estaban algo sucias, la limpieza no es lo fuerte de la favela, son sus habitantes lo que la hacen brillar. Desde lo alto de la favela teníamos una de las mejores vistas de la ciudad. Se podía ver el gran contraste entre la comunidad en la que estábamos parados y el centro de la ciudad con sus grandes edificios.




La visita a la favela incluyó una visita al Hostal La Casa de los Relojes, que está, literalmente, llena de una colección de relojes en las paredes. Luego fuimos a una plaza donde está la estatua de Michael Jackson. Jackson grabó el video de la canción They don’t care about us en la favela en el 1996 y en honor a su visita y a la gran exposición que le dio a la comunidad a través del video, le hicieron una estatua y un mural.



Seguimos bajando hasta llegar a la colorida Plaza Cantao. Las casas y edificios que bordean la plaza están pintados de unos colores llamativos. El proyecto Favela Painting, con el que se obtuvieron las donaciones para pintar los edificios, es una iniciativa de dos holandeses que creen firmemente que el arte puede utilizarse como generador de cambios sociales e incluso políticos.

Dejamos la plaza atrás y fuimos a la escuela de samba Mocidade Unida do Santa Marta. Aunque no estaban practicando, nos dieron un tour del interior del lugar. Para terminar el tour, nuestro guía nos invitó a tomarnos unas caipirinhas en su hogar. El mismo nos preparó las bebidas, nos dio un muy buen trato y servicio. Desde la terraza de su casa también tuvimos unas vistas insuperables de la favela, la ciudad, y del Cristo Redentor.


Estaba a punto a anochecer así nos fuimos caminando hasta la Laguna Rodrigo de Freitas. El plan era llegar a la laguna para ver el atardecer pero nos cogió la noche mientras caminábamos. Al llegar a la laguna decidimos caminar bordeándola, pero no la bordeamos completa porque tomaba mucho tiempo. La laguna esta rodeada por carriles de bicicletas y carriles peatonales que las personas utilizan para correr y caminar mientras se ejercitan. La sorpresa de la noche fue ver a un capibara salir de la laguna. Trate de tomarle una foto, pero estaba en un area sin casi ninguna iluminación y no pude tomar bien la foto.

Luego de media hora en el área de la laguna tomamos un taxi y nos regresamos al apartamento en Leme. Fue un día largo y al otro día teníamos reservado un tour que nos llevaría a Petrópolis.
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Tengo que ir a Brasil un día. Es impresionante.
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