Luego de una noche larga de cervezas y baile, era justo que nos levantaremos algo tarde. Ya casi era medio día cuando despertamos así que decidimos ir al brunch de Club Colombia. Caminamos unos 15 minutos hasta llegar a la casona que acoge al restaurante. El brunch tipo bufet lo sirven solo fines de semana y días festivos como el día que fuimos, un lunes de semana santa. Diría que este fue uno de las comidas más caras del viaje, pero valió la pena porque todo estaba exquisito. Tenían jugos de diferentes frutas, arepas, tamales, empanadas, huevo, panes, en fin, tenían de todo.
Del restaurante nos fuimos en Uber hasta el Museo Botero. El museo abre todos los días, excepto martes, y la entrada al museo es gratuita y también tienen tours guiados que duran una hora aproximadamente. La historia del museo data del año 2000 cuando el artista Fernando Botero donó al Banco de la República una colección de arte de 208 obras, 123 de su propia autoría y 85 de artistas internacionales. Con esa colección se fundó el Museo Botero del Banco de la República.

Por recomendación de los empleados del museo, comenzamos el recorrido por la colección internacional. La colección reúne a artistas destacados como Picasso, Leger, Renoir, Monet, Dalí, Giacometti, Beckmann, Freud, Calder y Bacon, y ubicó al Museo Botero entre las cinco colecciones públicas de arte internacional de mayor importancia en América Latina. En esa colección vimos pinturas, dibujos y esculturas.


Luego pasamos a la colección de Fernando Botero, la cual también contiene pinturas, dibujos y esculturas. Lo distintivo en la técnica del artista es que todos los personas de sus obras son gorditos, aunque para Botero la definición de que «pinta gordos» se queda corta. Él explica que “esas figuras son plenas, sensuales… Entonces, el cuerpo humano es sólo un pretexto para pintar”.


Recorriendo las pinturas vimos que el artista se pintó a sí mismo en una de ellas. En esa pintura, una mujer desnuda sirve como modelo para una pintura que él se encuentra creando. En la vida real, Botero no utiliza modelos para sus obras, todas sus creaciones se basan en una imagen que ya tiene grabada en su mente. Es por eso que muchas de las personas en sus pinturas se parecen entre ellas.

Las esculturas de bronce no fueron creadas por el artista, sino que el artista creó el boceto y a veces la figura en resina y una compañía en Medellín se encarga de hacer la escultura en metal.


Terminamos de recorrer el museo y pasamos al Museo Casa de Moneda que se encuentra justo al lado del Museo Botero y cuya entrada también es gratuita. En esa casa fue donde se acuñaron las primeras monedas de oro en América en 1622. Y en esa misma casa se manufacturaron todas las monedas colombianas hasta 1987 Allí vimos maquetas y objetos relacionados a la historia de Colombia. También vimos monedas y billetes antiguos y algunas máquinas que se utilizaban en la producción de las monedas. En la sala donde estaban esas máquinas no se permite tomar fotos, pero en las otras salas y en el patio interior si se puede fotografiar. Justo en la salida había un empleado del museo repartiendo una moneda conmemorativa.



Había leído que se podía visitar el Palacio de Nariño, pero al llegar descubrimos que las visitas son solo con reservación. Desde afuera se puede apreciar la arquitectura del palacio, pero hay policías que no dejan que uno se acerque a la acera para tomar una foto clara y sin obstáculos del edificio. Caminamos bordeando todo el palacio hasta llegar a la Plaza Bolívar. Ahí cogimos un descanso de varios minutos y luego nos fuimos a buscar donde comer. Bajamos por la Calle 10 y rápido vimos un restaurante llamado Cervato y decidimos entrar a almorzar. El churrasco que ordené junto a las papas horneadas y la limonada estuvieron muy ricos.


Para terminar el día cogimos un taxi hasta el Jardín Botánico. Llegamos minutos antes que cerrara la boletería, y solo tuvimos 40 minutos para recorrer el jardín. Así que pagamos los COP$2,700 y comenzamos el recorrido. Con lo primero que nos encontramos fue con el lago donde nos detuvimos a tomar varias fotos. Seguimos caminando pasando por la colección de plantas exóticas donde vimos unos arcos que me recordaron a los jardines japoneses. Justo al lado de las plantas exóticas vimos el palmetum con su colección de palmas y el robledal que es una réplica de un bosque de robles.



Siguiendo con la caminata pasamos por el herbal, pero no entramos porque estaba cerrado y luego pasamos por la colección de pinos. Ahí llegamos a una parte del jardín que estaba cerrado por obras de reconstrucción así que tuvimos que cruzar por el centro del jardín donde se encuentra la rosaleda que cuenta con 73 variedades de rosas.


Decidimos ir a buscar la cascada antes de irnos pero al llegar vimos que no había cascada, el agua no estaba corriendo. Ya el jardín estaba cerrando así que no tuvimos tiempo para más. Nos tomamos una foto frente a las letras del jardín y tomamos un taxi de regreso al apartamento. Ya en el apartamento, fuimos un momentito al Oxxo a comprar pan, jamón y queso para prepararnos desayuno al otro día y llevarnos sandwiches para el camino hacia Guatavita.

Le dimos una corta visita al centro comercial Andino y luego nos fuimos a la Zona T a cenar. Esta vez nos decidimos por un restaurante italiano llamado Isola. Esa noche no hubo fiesta ni bebelata porque al otro día nos recogían a las 7am para ir a Guatavita y Zipaquirá.
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