Mi día comenzó cogiendo la guagua de las 4am que salía de Milwaukee hacia el Aeropuerto O‘Hare de Chicago. Esa ruta toma alrededor de una hora y media a dos horas dependiendo del tráfico. Una vez ya estaba en el aeropuerto, registré la maleta y esperé unas dos horas hasta que mi vuelo salió puntual a las 8:25am.

El vuelo fue directo y de solo 3 horas y media de duración. Desde las alturas pude ver cuando nos acercábamos a México mientras sobrevolábamos la Isla Holbox. Se podía ver los diferentes tonos de azul del mar y cómo se transformaba en turquesa al acercarse a la isla.

Aterricé y me fui directo a buscar el carro que había reservado. En la agencia de renta de carros tuve un problema porque no aceptan los seguros que ofrecen las tarjetas de créditos internacionales, solo las de México. Y el seguro no es opcional, es obligatorio. Lo que se supone que saliera en US$12 por toda una semana, terminó saliendo en US$375.
Usando Google Maps llegué a la casa que había reservado en Cancún, que quedaba a 25 minutos del aeropuerto. La casa estaba localizada en la Manzana 83 en una urbanización con acceso controlado que se llama Casa Grande. Y la casa si era grande, con cuatro cuartos y cada cuarto con su baño privado. Estaba decorada espectacular, para mí era como una mansión. Los cuartos tenían unas lámparas que parecían sacadas de las mansiones que salen en las novelas mexicanas.

Como la casa aún la estaban limpiando, ya que llegué temprano, dejé el equipaje y me fui a Walmart, que estaba a dos cuadras, a hacer una compra para tener algo para desayunar y beber, y también compré una toalla de playa porque a mía la había dejado. Me regresé a la casa y cogí una siesta como de una hora porque estaba cansadísimo. Cuando regresé a la casa le había preguntado al dueño cual era la mejor playa de los locales, y me dijo Playa Delfines. Así que luego de la siesta, hacia allá me dirigí.
Resulta que la playa es extensa, hermosa, de arena fina y clara, aguas turquesas, y una de las atracciones de la ciudad, las letras de Cancún, justo al lado de la playa. Las letras, al igual que la carretera, quedan a un nivel más alto que la playa y esto hace que las vistas de la playa sean impresionantes, es como estar en un mirador. Ahí hice una fila de cerca de 40 minutos para tomarme la icónica foto con las letras.


A pesar de que la playa se encuentra en la zona hotelera de Cancún, no hay ningún hotel ni edificación alguna en esta playa, lo que la hace más bonita aún. En la playa hay vendedores ambulantes de frutas y agua, hay baños, el parking es gratis y aunque no tengas carro alquilado, es fácil llegar en taxi y trasporte colectivo. No me metí a la playa porque el mar estaba bravío, pero aún así habían otras personas metidas en la playa disfrutando de las olas.

De la playa me fui a recorrer en carro la parte sur de la zona hotelera donde hay un sinnúmero de hoteles a escoger, obviamente son mucho más caro que quedarse en una casa o apartamento porque son all-inclusive, te incluyen comidas, bebidas y deportes acuáticos no motorizados. Esos son justo los hoteles que me gusta esquivar. 🙂
El hambre apretaba y aún faltaban varias de horas para ir a recoger los muchachos al aeropuerto. Recordé que vi un restaurante argentino cuando estaba conduciendo del aeropuerto a la casa y me fui a buscarlo para tener mi cena del primer día en Cancún. El restaurante se llama Terrazas Restaurante y tienen dos opciones, un bufet o a la carta. Yo escogí el bufet porque me pareció la opción más costo-efectiva. Las carnes las traían en una parrilla y los acompañantes, fríos y calientes, estaban en el bufet. Todo estaba riquísimo, la parrillada, la empanada, la ensalada de papa, las papas al ajo, en fin, todo estaba para chuparse los dedos. Esa primera comida me costó MX$434 incluyendo la propina y más adelante en el viaje verán que volví a comer ahí.

Le llené el tanque de gasolina al carro y me fui al aeropuerto a esperar a los muchachos. Estuve más de una hora esperándolos porque salieron del aeropuerto casi a las 11pm. Nos fuimos directo a la casa, estábamos todos cansados y al otro día había que madrugar para salir tempranito rumbo a Tulum.
Pincha AQUÍ para ver el itinerario de mis nueve días en la Rivier Maya.
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