Quedé en encontrarme con mis amigos frente al hotel donde ellos se estaban quedando. De camino al hotel de ellos me paré a desayunar en el café Peck 47. Quería huevos revueltos pero ellos solo venden huevos escalfados y no hay manera de que los cocinen de otra forma. Terminé ordenando waffles con tocineta y salsa holandesa.

Luego me fui hasta el hotel y allí estaban mis amigos esperándome. Nos fuimos caminando hasta la estación del metro y de momento vimos un Pitufo gigante. Arrancamos hacia el pitufo y es que allí mismo tenían un museo y tienda de los Pitufos. Para el que no lo sepa, los Pitufos son creación belga. Le echamos un vistazo a la tienda pero todo estaba caro y salimos con las manos vacías.

Cogimos el metro en la estación que está al lado del museo y nos fuimos a la estructura más famosa de Bélgica, el Atomium. El Atomium se construyó para la Feria Mundial de 1958 y fue el pabellón principal de la feria. La estructura, de 102 metros (335 pies) de alto, representa un cristal de hierro ampliado 165 mil millones de veces y está formado por nueve esferas de acero de 18 metros (60 pies) de diámetro cada una. Originalmente la idea era mantenerlo por seis meses y luego demolerlo, pero tuvo una gran popularidad y decidieron dejarlo.

Compramos el boleto para subir al Atomium, que costó 15€, y dejamos los bultos en unos lockers gratis que hay en la boletería porque no permiten bultos. Una vez dentro de la base de la estructura cogimos el elevador hasta el mirador que está en la esfera más alta. Una pena que el día estaba bastante gris y no tuvimos las mejores vistas de la ciudad. Imagino que en días claros las vistas son espectaculares ya que la vista es de 360 grados. Lo que si pudimos ver bien desde lo alto fue el Parque Mini Europa que está justo al lado.


Para acceder a las otras esferas tuvimos que volver al primer nivel en el elevador y coger la escalera eléctrica hasta la segunda esfera. En esta esfera está la colección permanente que exhibe la historia del Atomium, desde los primeros planos, hasta el proceso de construcción y el papel que jugó en la feria mundial Expo 58. Allí vimos maquetas a escala de la estructura, antiguas fotos del lugar, viejos recortes de periódicos y mucha información del proceso de diseño y construcción.


Luego visitamos la exposición temporera que está dispersa entre dos esferas. La exposición temporera se llama Atomium conoce el Surrealismo y se trataba de varias obras en tercera dimensión y tamaño actual del artista surrealista belga René Magritte. Las obras estaban colocadas de forma que parecía una escenografía y uno caminada entre ellas.


La última esfera a la que se tiene acceso es también un mirador, con una altura menor que la primera esfera, pero con vistas muy buenas. Con la visita a esa esfera terminamos el recorrido del ícono arquitectónico por excelencia de Bruselas. Bajamos hasta la base de la estructura y al salir no dimos cuenta que ya comenzaba a caer los primeros copos de nieve del día. Junto al Atomium vimos una escultura roja con espejos llamada RockGrowth en la que se refleja el Atomium. Tiramos varias fotos, buscamos los bultos y nos fuimos a la estación del metro para llegar hasta la Basílica Nacional del Sagrado Corazón.

La dedicación de la basílica al Sagrado Corazón fue inspirada por la Basílica del Sagrado Corazón de París. El Rey Leopoldo puso la primera piedra en 1905 y se terminó de construir en el 1969. Es la quinta iglesia más grandes del mundo y el edificio art deco más grande del mundo. Una de nuestras motivaciones para visitar la iglesia era subir a la cúpula, pero no la tenían abierta ese día y debe ser por la nevada que estaba cayendo. Recorrimos el interior a vuelo de pájaro porque mis amigos se regresaban ese día a Ámsterdam. A la salida nos separamos, ellos se fueron en autobús hasta el hotel para buscar su equipaje e irse hasta la estación del tren y yo entonces decidí irme en otro autobús al Palacio Real de Laeken.

El Palacio Real de Laeken es la residencia oficial de los reyes de Bélgica. Tiene unos jardines enormes que están abiertos al público durante los meses de primavera. Como yo fui en pleno invierno, me tuve que conformar con ver el palacio y los jardines desde la acera. De todas formas estaba nevando demasiado y no estaba para visitar unos jardines en medio de una nevada.

Decidí entonces ya que estaba allí, seguir caminando hasta llegar a dos atracciones que quería ver y que estaban muy cerca, a apenas 15 minutos caminando, la Torre Japonesa y el Pabellón Chino. Esos edificios con arquitectura asiática fueron mandados a construir por el Rey Leopoldo luego de visitar la Exposición Universal o Feria Mundial en Paris y quedar encantado con la exposición de Asia. Al llegar al Pabellón me encontré con una verja que lo rodeaba, estaba cerrado por obras de renovación. Lo mismo pasó con la Torre Japonesa y el Museo de Arte Japonés, todos en proceso de renovación. La nieve seguía cayendo con más intensidad, pero eso no me limitó dar un corto paseo por los jardines el cual aproveché para tomarle fotos a esa mini Asia en medio de Bruselas.

Después de ese corto paseo me fui a la estación del metro y me regresé al centro de la ciudad. Llegué a la Grand Place pero como seguía nevando me fui al centro comercial Galerías Saint Hubert que tiene techo. Estas galerías me recordaron a la Galería Vittorio Emanuele en Milán, son muy parecidas aunque más pequeñas. Las galerías se dividen en dos secciones grandes llamadas Galería de la Reina y Galería del Rey y una sección más pequeña llamada Galería de los Príncipes. No entré a ninguna tienda, pero desde afuera se veía que no eran nada baratas.

A los pocos minutos dejó de nevar y me fui de las galerías a un restaurante que mis amigos me habían recomendado llamado LOFT Resto & Bar. El restaurante estaba algo retirado de las galerías así que me fui en metro. Era un viernes, llegué a las 5pm al restaurante y me encontré con la barra del restaurante abarrotada de personas que salían del trabajo e iban directo a darse unos tragos. Me senté en una de las mesas y ordené un hamburger en salsa pesto, papas fritas y una cerveza y todo estaba delicioso. Los platos no son económicos y las cervezas tampoco, pero todo estaba riquísimo.

Salí del restaurante y caminé hasta el Palacio Real de Bruselas que estaba a solo dos cuadras. El Palacio Real es el palacio oficial de la monarquía Belga donde se celebran las audiencias reales y recepciones de estado. En ese palacio los reyes solo van a ejercer sus funciones como monarcas del país, pero no residen en él. El palacio, a pesar de que no está abierto al publico, merece la pena verlo desde afuera mientras se aprecia la arquitectura del edificio.

Aunque ya la noche había caído aún era temprano y como tenía el pase del metro pues seguí aprovechándolo y me fui hasta el Parque del Cincuentenario. El parque fue creado bajo el mandado del Rey Leopoldo para conmemorar el cincuenta aniversario de la independencia de Bélgica. Allí hay varios museos, pero la atracción principal del parque es el enorme Arco del Triunfo con la bandera belga ondeando bajo el arco. En vez de césped lo que había era una espesa capa de nieve cubriendo los alrededores. Para los amantes de la fotografía este es un must, yo estuve un rato fotografiando el arco desde todos los ángulos.

Era cerca de las 9pm cuando salí del parque y cogí el metro de vuelta al centro. Ya que había parado de nevar me fui directo a la Grand Place para tomar fotos de la plaza toda encendida en medio de la noche. Lo bueno de ir tarde en la noche es que los lugares turísticos suelen estar muchos más vacíos y la Grand Place no fue la excepción pues no había casi nadie a esa hora.

Antes de regresarme al hotel me fui a buscar a la estatua más famoso de Bruselas, el Manneken Pis. La traducción de manneken pis es niño orinando, y eso mismo es la estatua, un niño orinando. Más que una estatua, es una fuente que hace esquina y en días festivos o de celebraciones lo suelen vestir. Esa noche el niño estaba pasando frío, estaba desnudo.

Me regresé al hotel a eso de las 11pm luego de dar el recorrido de la vida en Bruselas. Abarqué mucho en un solo día, pero es que solo tenía dos días para conocer la ciudad y muchos lugares por conocer.
Pincha AQUÍ para que veas el itinerario completo de los siete días en Holanda y Bruselas.
Pingback: Ruta 16: Siete días en Holanda y Bélgica