El día anterior trabajé únicamente en la mañana porque tenía que llegar al aeropuerto a tiempo para el vuelo que salía a la 1pm. Volé con Delta de Milwaukee a Detroit y con Aeroméxico de Detroit a la Ciudad de México. Ambos vuelos fueron excelentes, aunque en el segundo vuelo iba junto a una pareja que nunca dejaron de hablar entre ellos durante las cinco horas que duró el vuelo. Finalmente llegué a las 8pm al Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Tomé un Uber hasta el Hotel PF, me dí un baño y aproveché que estaba en la zona rosa para salir a darme unas cuantas cervezas en una de las varias barras que hay en el área. Llegué solo a la ciudad porque mi compañero de viaje llegaba el siguiente día.
Desperté tarde en la mañana, luego de dormir como un bebé en la cómoda cama del hotel. Estaba hambriento, así que lo primero que hice, luego de darme un baño, fue buscar por internet un lugar cercano donde desayunar. Uno de los restaurantes Sanborns quedaba a tan solo una cuadra del hotel y como ya había tenido una buena experiencia con los Sanborns durante mi primera visita a la ciudad pues decidí tener ahí mi primer desayuno del viaje. El desayuno no decepcionó para nada, estaba todo muy bueno. Ordené huevos revueltos con tocineta, papa hash brown, pan tostado, chocolate caliente y jugo de naranja; y tan solo pagué MX$180 (US$8.75) con la propina.
Quería comenzar el día en la plaza más importante de la ciudad, la Plaza de la Constitución, mejor conocida como el Zócalo para luego recorrer el centro histórico. Para eso caminé hasta la estación del metro Insurgentes donde por MX$5 (US$0.25) y tras un cambio de linea, me llevó directo al Zócalo. La existencia de esta plaza data de hace más de 500 años, pues en la época prehispánica el espacio que actualmente ocupa formaba parte del centro político y religioso de la capital del Imperio Azteca. Hacia 1521, poco después de que los Aztecas fueran vencidos, los españoles derribaron las construcciones mexicas y construyeron el palacio de Cortés (actual Palacio Nacional) en lo que había sido el Palacio de Moctezuma Xocoyotzin, mientras que en el ala norte se destinó un solar a la construcción de la Catedral Metropolitana donde anteriormente se encontraba parte del Templo Mayor azteca.
En la actualidad es la segunda plaza más grande del mundo y la primera de los países de habla hispana. El Zócalo alberga una de las ochos banderas monumentales de México. Estas banderas son las banderas más grandes del país y las banderas más grandes del mundo izadas en mástiles. Miden 14.3 metros (47 pies) de ancho por 25 metros (82 pies) de largo. También tiene en uno de los lados de la plaza una de las famosas letras CDMX donde aproveché para retratarme. En el Zócalo se congrega el pueblo mexicano para celebrar fiestas nacionales, culturales y artísticas, además de manifestaciones y protestas.
La plaza está rodeada por históricos edificios que representan el poder político, económico y religioso de la ciudad. Uno de esos edificios es la Catedral Metropolitana que es una obra máxima de la arquitectura colonial en el continente americano y es la catedral más grande de Latinoamérica y uno de los templos más emblemáticos de la cristiandad en el mundo. Quería hacer dos cosas en la catedral las cuales no pude completar. La primera era subir al campanario, pero está cerrado al público porque las campanas sufrieron fuertes daños tras el terremoto del año pasado (septiembre 2017) y los procesos de reformas tardarán uno cinco años adicionales. Lo otro que quería hacer era visitar las catacumbas, pero estaban cerradas por ser jueves. El tour de las catacumbas es de viernes a domingo de 11am a 5:30pm y cuesta MX$40. Sin más opciones recorrí la catedral por dentro fijándome en los detalles arquitectónicos y luego seguí mi ruta por el centro histórico de la ciudad
En uno de los extremos del Zócalo comienza una de las calles más famosas de la ciudad, el Corredor Peatonal Madero. Se trata de una calle peatonal que está repleta de restaurantes, cafés, tiendas de ropa y zapatos, ópticas, lugares donde hacerse tatuajes y perforaciones. En los históricos edificios que se encuentran en esta calle hay varias terrazas donde se puede comer mientras se tiene una vista privilegiada de la calle Madero y edificios adyacentes. Puedes leer más acerca de las mejores terrazas pinchando AQUÍ.
Recorrí las siete cuadras que componen el corredor, y en la última cuadra hice una visita al Templo de San Francisco. Se accede por el portal de la Capilla Balvanera que es parte de los restos del templo original y ex convento de San Francisco. Frente a esta iglesia está la famosa Casa de los Azulejos. Esta casa es un sitio histórico que data de los años posteriores a la Independencia del país, lleno de leyendas e historias de condes e importantes personajes. Se cuenta que esta casa fue refugio de los simpatizantes del conquistador Hernán Cortés. Fue residencia de los condes de Valle de Orizaba, y fue uno de sus descendientes quién decidió en el siglo XVIII revestir el exterior con azulejos que forman mosaicos. Desde 1919 es un Sanborns.
Justo al final de Madero está el bonito Palacio de Bellas Artes con su imponente fachada. El palacio fue inaugurado en el 1934 y alberga tres teatros o salas, el museo del palacio y el de arquitectura. Yo fui directamente al interior a verificar a que hora era la visita gratuita del teatro principal de la que había leído en internet. Pues resultó que el tour era a la 1:00pm y solo tuve que esperar unos 20 minutos por el tour. Procedimos al teatro donde nos sentamos y dos personas brindaron información acerca de la historia de la construcción del palacio y de los elementos decorativos del teatro. La cortina del escenario, obra de Tiffany, está construida con cerca de un millón de piezas de cristal que juntas forman el paisaje que se podía admirar desde las ventanas del palacio a principios del siglo XX. Ese paisaje incluye los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Otros detalles de los que hablaron los guías fueron el mosaico del arco del prosenio y el vitral que se ve al mirar al techo. El tour duró una media hora, fue muy interesante y lo mejor libre de costo.
Al salir del teatro me dirigí a la tienda Sears que se encuentra justo frente al palacio. La visita a la tienda no era porque quería ir de compras, si no porque en el octavo piso está el Café Finca Don Porfirio que cuenta con un balcón desde donde se tiene una de las mejores vistas del Palacio de Bellas Artes. Al llegar al café me dieron un menú y procedí a sentarme en uno de los asientos que tienen vista directa al palacio. Ordené un chocolate caliente Oaxaca que me costó MX$48 (US$2.40) y en lo que esperaba a que me lo trajeran me dediqué a fotografiar el palacio desde lo alto. Por cierto el chocolate estaba exquisito, no dejen de probarlo.
Al terminarme el chocolate caliente me regresé al patio del Palacio donde se estaba llevando a cabo una feria de libros. Pero no era solo libros lo que allí vendían, también había comida, postres, joyería, carteras, artesanías y gran variedad de souvenirs. Aproveché para almorzarme una quesadillas y dos taco que estaban buenísimos y baratísimos, tan solo a MX$35 (US$1.50) por todo. Conseguí dos libros, uno de Franz Kakfa y el otro de Isabel Allende.
Al salir de la feria me fui a recorrer el Parque Alameda Central que estaba justo al lado de la feria. La Alameda Central es uno de los principales espacios verdes de la ciudad y de los más antiguos. Se le dio el nombre de Alameda porque en ella se plantaron álamos, pero más tarde fueron sustituidos por sauces y fresnos. Allí había mucha gente descansando bajo la sombra de los árboles. Mientras recorría el parque vi varias fuentes, entre ellas la Fuente de Venus, y varios monumentos, como el monumento a Beethoven.
El Hemiciclo a Juárez, uno de los monumentos mas famosos de la ciudad, se encuentra en la Alameda. Este hemiciclo honra a uno de los presidentes más importantes de México, Benito Juárez. Al señor Juárez se le conoce como el Benemérito de las Américas. Una de sus frases célebres fue “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Recorrí la Avenida Juárez, pasando por la Plaza de la Solidaridad y la Fuente de la República, hasta que llegué a la Plaza de la República. En el centro de esta plaza se encuentra el Monumento a la Revolución Mexicana. El Monumento a la Revolución es uno de los recintos históricos más importantes del país que aún conserva su estructura original y uno de los pocos monumentos del mundo que pueden ser explorados por completo: desde la cimentación hasta la linternilla (la parte más alta del edificio).
Hay dos opciones para visitar el monumento, la primera es subir solo al mirador por MX$70 y la segunda es recorrer el monumento desde los cimientos hasta la linternilla y esta opción cuesta MX$90. Yo me decidí por la segunda opción porque quería llegar hasta la cima y la diferencia en precio no era mucha. El tour comenzó bajando unas escaleras hasta llegar a los cimientos del edificio. La base es como un laberinto de vigas color rojo donde había dos exposiciones. La primera exposición se llama Bajo la Mira y se trata de una instalación de rifles y balas de vidrio que busca establecer una negociación abierta de la violencia y la destrucción. Los objetos, al ser de cristal, se convierten en algo estético y deja de ser bélico. La segunda exposición se llama Revolución en el Cine y consiste en pequeños cortos de los momentos que fueron filmados durante la revolución.
Al terminar el recorrido de los cimientos fui hasta el elevador de cristal que me subió hasta el punto más cercano a la cúpula. Luego bajé unos escalones y llegué al mirador. Desde allí tuve una vista 360° de la Ciudad de México. Las grandes esculturas que veía desde abajo las tenía justo al lado y eran enormes. Terminé de tirar fotos y me dirigí a las escaleras que llevan a la linternilla. Luego de dos paradas para recuperar el aliento llegué a la cima. Desde lo alto del monumento vi como el sol se escondía tras las nubes y el atardecer comenzaba a caer.
La última parte del tour consistió en caminar por dentro de las columnas del monumento. Allí también hay varios cortos que fueron filmados durante la revolución. Hay una sección que tiene piso de cristal, y para poder caminarla me dieron unos cubre-zapatos para evitar dañar el cristal. Me armé de valor, y caminé por el cristal. Lo último que vi en el recorrido fueron las estatuas en cera de Emiliano Zapata y Pancho Villa que fueron traídas desde Londres.
Del monumento me fui al Ángel de la Independencia en Uber. Llegué justo a tiempo para presenciar el atardecer y quedarme hasta la noche. Unos triángulos llenos de pascuas dividían los carriles y ese mismo lugar era desde donde quedaban mejores las fotos de uno con el ángel atrás. Había una pequeña fila lo que utilicé a mi favor para pedirle a unas de las personas que me tomaran una foto. Luego me acerqué al ángel caminando por la acera y estuve tomándole decenas de fotos hasta que se hizo de noche.
El hotel quedaba a apenas unos pasos así que me regresé caminando. Me di un baño y me fui a cenar a un restaurante peruano llamado Bitute que había visto en la mañana muy cerca del hotel. Ordené arroz chaufa con una cerveza Pacífico y una botella de agua. El arroz no era nada parecido al arroz chaufa que me he comido en Perú. Aunque no estaba malo, considero que le faltaba sabor. Esa cena me salió en MX$206 (US$9.30) con la propina.
Mi compañero de viaje llegaba a las 9pm al aeropuerto, eso significaba que llegaría cerca de las 11pm al hotel. Aproveché esas horas de la noche para hacer un pequeño recorrido nocturno por la Fuente de Cibeles y la Fuente de la Diana Cazadora. Quería tirar unas fotos long exposure y al ser de noche era el momento perfecto para capturar también las luces de los carros en movimiento. Tomé varias fotos y me regresé al hotel y justo al par de minutos llegó Ricardo. Y aunque tenía en mente salir a darnos unos tragos, nos fuimos directo a dormir ya que ambos estábamos súper cansados.
Puedes ver el itinerario de los tres días en CDMX pinchando AQUÍ.
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Mucho más interesante y informativo que el libro de texto sobre la D.F. que tengo que enseñar 🙂 Espero la próxima entrada.
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Tienes que visitar la Ciudad de Mexico, tiene mucha historia, monumentos, museos, comida y vida nocturna,. Por cierto, el distritio donde se encuentra la Ciudad de Mexico ya no se llama Distrito Federal, ahora se llama Estado de la Ciudad de Mexico, la conocen ahora como CDMX.
Ya estoy escribiendo la proxima publicacion y se trata de las Piramides de Teotichuacan. 🙂
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Oooh, Piramides! Estaré buscándolo. Y no sabía que ha cambiado de nombre pero también sigo llamando un cierto rascacielos Sears Tower. 😛 Gracias por la información 😀
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