Teníamos en el tintero ir a echarle una visita a la laguna Jökulsárlón ya que el día anterior al llegar a la laguna ya estaba de noche y no se veía nada. Como eso implicaba retroceder en nuestra ruta decidimos levantarnos temprano para llegar a Jökulsárlón justo antes del amanecer. La ruta desde el hotel en Höfn hasta Jökulsárlón fue de una hora y al llegar rápido nos dimos cuenta de que no éramos los primeros en el lugar. Justo al lado de la laguna está Diamond Beach y decidimos visitar primero esa playa para tomar las fotos del amanecer desde allí.
Jökulsárlón es una enorme laguna llena de gigantescos trozos de hielo que se han desprendido de Breiðamerkurjökull, un glaciar del famoso Vatnajökull (la capa de hielo más grande de Europa). Los icebergs que flotan en la laguna varían en color desde azul profundo hasta blanco brillante, y brillantes tonos turquesas, que se derriten lentamente y descienden hacia el océano. Pero antes de llegar al Océano Atlántico, a menudo se detienen en una impresionante playa de arena negra. El nombre de esta playa es Breiðamerkursandur, mejor conocida como Diamond Beach o Playa de los Diamantes.
La playa se veía impresionante con los grandes pedazos de hielo en la arena. Las olas mantenían la playa húmeda y las focas jugaban muy cerca de la playa. Fue la primera vez que vi focas en su entorno natural y por más que intenté fotografiarlas, son bastante escurridizas y apenas se quedaban quietas. Y el amanecer hizo de la escena una más mágica aún. En la playa estuvimos un rato largo tomando fotos de los pedazos de hielo siendo iluminados por el sol y de la desembocadura del río que era el lugar donde las focas estaban nadando.
De la playa nos fuimos a ver la impresionante laguna Jökulsárlón. Desde la orilla de la laguna pudimos ver como el paisaje iba cambiando, comenzaba con las montañas llenas de nieve, luego el glaciar entre las montañas, y terminaba con icebergs que flotaban en la laguna. Islandia cada día nos seguía sorprendiendo, tiene una naturaleza inigualable, con unos paisajes de ensueño. Hubiese podida pasar todo el día allí observando el paisaje y tirando cientos de fotos, pero nos quedaba una larga ruta por delante.
Nuestro próximo destino se encontraba en la península de Stokksnes, a una hora y veinte minutos de donde nos encontrábamos que era Jökulsárlón. De camino a Stokksnes decidimos pararnos en Höfn para comprar víveres adicionales para el viaje y recargar combustible. El supermercado al que fuimos se llama Nettó y es bastante económica comparado con otros supermercados (según había leído en internet). Algo que debo mencionar es que las donas en Islandia saben extremadamente deliciosas, y en todos los supermercados las venden. Aprovechamos que estábamos en Nettó y recargamos nuestro inventario de donas. Las más que nos gustaron y recomendamos son las de caramelo y las de chocolate.
Al salir del supermercado solo tuvimos que conducir por 20 minutos y ya estábamos en la famosa península de Stokksnes. Esta península es una de las dos atracciones naturales de Islandia donde hay que pagar entrada. Esto se debe a que la carretera que da acceso a Stokksnes es de propiedad privada. Tan pronto nos estacionamos fuimos al Viking Café donde cada uno de nosotros adquirió, por kr900, las entradas que nos darían acceso a Stokksnes. Al pagar la entrada nos recomendaron acceder en primer lugar al Viking Village, un set de rodaje que nunca llegó a utilizarse y que imita una aldea de vikingos. Esta “villa” es el único lugar de los que visité en mi semana en Islandia al que no volvería. La villa no está en las mejores condiciones y es bastante pequeña. En quince minutos o menos la recorrimos y nos regresamos al carro para adentrarnos en la península.
Conducimos hasta el final del camino empedrado y nos acercamos un poco hasta el faro de Stokksnes. El faro se levanta junto a los acantilados del área. El viento soplaba como nunca en el viaje y hacía que el frío se sintiera varios grados más abajo. Desde ese lugar pudimos observar la grandeza de la montaña Vestrahorn. El pico más alto de la montaña de piedra se encuentra a 454 metros (1,460 pies), con acantilados que se elevan desde los lados de una impresionante laguna con playas de arena negra alrededor.
Luego fuimos hasta unas dunas de arena negra desde donde pudimos apreciar un poco más de cerca a Vestrahorn, la laguna y la playa. La laguna se encontraba con muy poca (casi ninguna) agua pues era marea baja al momento que estábamos allí. La playa se veía bravía, con un oleaje blanco espumoso que azotaba la costa. Estaba a punto de atardecer y aún nos quedaban cuatro horas de viaje, por lo que nos tuvimos que ir. Aunque mientras conducíamos para salir del Stokksnes y llegar a la carretera principal hicimos una parada para observar y fotografiar el atardecer que se reflejaba en un espejo de agua.
Teníamos que llegar hasta Mývatn que se encuentra en el norte del país y nosotros estábamos en el sureste. Este fue el día donde más horas pasamos tras el volante. La carretera en el oeste del país iba bordeando los famosos fiordos. Los paisajes eran impresionantes, y a veces hasta asustaban un poco porque uno conduce justo al borde de los acantilados. Hicimos una parada en un pueblito llamado Djúpivogur para utilizar el baño. Resulta que los baños públicos se encuentran en el muelle del pueblo, donde pudimos ver varios barcos pesqueros.
Seguimos guiando, siguiendo las instrucciones de Google Maps y de momento se acabó el pavimento y estábamos conduciendo encima de gravilla. Tal parece que nos habíamos pasado la salida que le daba continuidad a la carretera número 1, que es la carretera que le da la vuelta a la isla y la que veníamos recorriendo desde que salimos del Círculo Dorado el primer día. Cuando estaba virando el carro para buscar la salida que me pasé, un inglés en su carro se aproximó a nosotros, se bajó de su vehículo, se acercó a mi, y me preguntó si yo también estaba buscando la carretera que se supone es la número 1. A lo cual le dije que si que parecía que me había pasado de la salida. Él me dijo que esa carretera no existía, que ya el había virado como 3 veces buscando la carretera y no la encontraba. Decido de todos modos virar y buscar la carretera por mi mismo y descubro que la carretera estaba cerrada por trabajos de mantenimiento, no era que no existía. No tuvimos más remedio que seguir por la carretera 939. Esa carretera nos llevó por lo alto de las montañas del centro-este de Islandia, en medio de una nevada, y totalmente a oscuras. Mis amigos en el otro carro y el inglés me seguían el paso. Agradezco que cruzamos esa montaña de noche y no vimos los alrededores porque me contaron que de día se ve bien peligroso, que la carretera está rodeada por precipicios.
Atravesar las montañas nos llevó cerca de una hora u hora y media. En total, la ruta de Stokksnes a Mývatn nos tomó seis horas. Poco sabíamos que esa noche veríamos un espectáculo danzante en el cielo. Nos hospedamos en el Hotel Mývatn y éramos los únicos huéspedes esa noche, teníamos el hotel solo para nosotros. Cerca de la media noche, la recepcionista nos dijo que si queríamos ver las auroras boreales, que saliéramos porque estaban visibles. Esa noche vimos las auroras más brillantes y danzantes del viaje. Fue todo un espectáculo en el cielo, y ni los 12°F (-11°C) evitaron que pasáramos media hora bajo ese hermoso cielo observando y retratando las auroras. Fue, definitivamente, la mejor manera de culminar un largo día.
Para el itinerario completo del viaje a Islandia pincha AQUÍ.
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¡Qué bonito! Gracias por compartir amigo.
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Gracias a ti por leerme. ¿Tienes a Islandia en tu “bucket list”?
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Está en el top 5. Ojalá tuviera dinero…
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Tiene muchas áreas para hacer senderismo. Se que vas a poder ir y te va a encantar.
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Ojalá. Voy a estar en paro después de este semestre si no encuentro algo…pero sigo soñando con ir a Islandia xD. Todas las fotos que he visto son preciosas.
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