Después de una noche de copas (mas bién de vasos) y varias horas de sueño, un baño, y una aspirina para combatir la resaca, ya estaba listo para tener mi brunch del domingo. Mientras venía en el avión me puse a hojear la revista de la aerolínea y leí un reportaje donde se resaltaba algunos de los restaurantes de moda de la ciudad de Toronto y ahí leí acerca de Mitzi’s Café. El restaurante no es cerca del downtown, se encuentra en Roncesvalles, cerca de High Park. Tomé el street car 505 que me dejó en la esquina de Dundas y Sorauren. Luego caminé como 10 minutos hasta que llegué al restaurante que se encuentra en la esquina de Sorauren con Pearson en un área residencial.
Estaba lleno y habían personas anotadas en la lista de espera, pero como yo estaba solo, me sentaron rápido en una mesa que estaba en una esquina. Pedí una mimosa pero no venden alcohol porque no cuentan con la licencia de bebidas alcohólicas. 😦 Pedí un jugo de china (naranja para los no puertorriqueños) natural y ordené unas tostadas francesas con papas y frutas que estaban para chuparse los dedos. Es un restaurante pequeño y el menú no es muy variado, pero el desayuno estaba exquisito y la atención fue de primera. Si deciden ir, lleven dinero en efectivo porque no aceptan tarjetas de crédito ni débito.
Me regresé al centro de la ciudad para comenzar mi segundo día del Doors Open. Decidí comenzar con la Old Town Hall, o la Antigua Alcaldía. Construida en 1898, fue considerado el edificio más magnífico de Norteamérica en su época. Lamentablemente no se permite retratar el interior del edificio así que no tengo ni una solo foto del interior. Cuando iba saliendo escuché que en la Nueva Alcaldía hay un mirador en uno de los pisos superiores así que hacia allá me dirigí.
En el lobby pregunté como se llegaba al Observation Deck y el personal me indicó. Tomé el elevador hasta el piso 27 y luego de par de pasos, salí al mirador de la alcaldía. Luego de que la CN Tower abriera en el 1976, los otros miradores de la ciudad perdieron popularidad incluyendo el mirador de la alcaldía. Este mirador está abierto al público durante los fines de semana del Doors Open Toronto únicamente. Desde allí pude tener una vista totalmente diferente de la Plaza Nathan Phillips y del centro de la ciudad con sus gigantes rascacielos.
Bajé del mirador y me dirigí a uno de los centros urbanos de innovación mas grande del mundo, el MaRS Discovery District. Este centro ha ayudado a empresarios líderes en el campo de la ciencia y la tecnología a crecer y expandir de forma global. Originalmente, se construyo en 1913 como el Hospital General de Toronto, y aun mantiene la fachada original en ladrillos. En ese hospital el Dr. Frederick Banting descubrió y desarrolló la insulina en el año 1921. Solo el atrio central estaba abierto al público, con mesas informativas de las diferentes empresas que se encuentran en la actualidad en el centro. Yo aproveché una escalera eléctrica que se encontraba en el lugar y le tomé varias fotos long exposure.
Al salir del MaRS Discovery District decidí ir al Museo Aga Khan que se encuentra en las afueras de la ciudad. Tomé la línea 1 del metro has la última estación (Eglinton) y ahí me transferí al autobús 100A que me dejó frente al museo.
El Museo Aga Khan abrió sus puertas en el 2014 y está dedicado al arte islámico, persa y a la cultura musulmana. Cuenta con dos galerías, áreas dedicadas a la conservación y almacenamiento de obras de arte, un teatro y dos salones. El exterior del edificio es impresionante, es de un color blanco debido al granito brasileño que se utilizó para su construcción. El arquitecto incorporó elementos históricos originarios de la cultura islámica como los patrones de mashrabiya. Frente al museo hay una fuente donde se puede apreciar el reflejo de la fachada del museo. Como todas las edificaciones islámicas, cuenta con un patio interior. En el teatro estuve cerca de 30 minutos descansando, tomando aire acondicionado y escuchando la música de un piano que estaba en el escenario sonando acordes programados. La entrada gratuita no incluía las galerías de arte, pero si incluyó la visita guiada.
Justo frente al museo se encuentra el Centro Ismaili de Toronto. Este centro cuenta con programas para estimular el intelecto, promover el diálogo y celebrar la diversidad cultural. A través de programas que van desde lecturas, seminarios y exhibiciones hasta eventos culturales y sociales, el centro busca enseñar los valores, la ética, la cultura y el patrimonio de los Musulmanes Ismaili. El Centro Ismaili tiene una sala para los rezos, conocida como la Jamatkhana, donde la comunidad Musulmana Shia Imami Ismaili se congrega para elevar sus plegarias.
El tour comenzó en las afueras del centro, donde un guía nos llevó hasta un área donde se dejan los zapatos porque no se permite entras con zapatos a la sala de laos rezos. Luego pasamos a la sala de los rezos. La arquitectura y diseño de la sala me dejaron impresionado. El techo está construido en cristal y simula una pirámide. La sala no tiene asientos ni altar, solo un pequeño podio y dos fotos de su líder espiritual Aga Khan. Hubiese tomado decenas de fotos, el lugar es impresionante, pero no permiten tomar fotos dentro del centro y mucho menos en la sala de rezos. Por tal razón las fotos del interior que aquí les muestro las tomé del internet.
Terminado el tour del Centro Ismaili, tomé el autobús de regreso a la estación del metro y luego la linea 1 del metro otra vez y me bajé en Union Station con la intención de visitar las Islas de Toronto. De camino al muelle hice una pequeña parada en un café llamado Second Cup donde calmé un poco el hambre con un bizcocho de chocolate. Luego de saborearme el bizcocho me fui directo al muelle. El boleto del ferry me costó CA$7.50, ida y vuelta incluido. Lleven dinero en efectivo porque no aceptan tarjetas de crédito ni débito.
Luego de comprar el boleto llegué al área de embarque donde habían tres portones, uno para Centre Island, otro para Ward’s Island y el tercero para Hanlan’s Island. Yo seleccioné Centre Island al azar pues no sabía cual era la mejor para tomar fotos de la ciudad. Abordé el ferry y mientras navegaba la corta ruta hacia las Islas de Toronto iba apreciando la vista que iba teniendo según me alejaba del centro de Toronto. El ferry navegó por 15 minutos hasta llegar a la Isla Central.
Al llegar seguí a la multitud y luego caminé hasta Olympic Island desde donde tenía una vista panorámica del centro de Toronto, justo lo que estaba buscando. Allí estuve cerca de dos horas, disfrutando del atardecer y tomando fotos mientras observaba como la ciudad se transformada según iba anocheciendo. Cuando ya la noche había caído tomé el ferry de regreso a la ciudad. Era mi última noche en Toronto y no iba a desperdiciar la noche acostándome a dormir, así que me fui a Woody’s a disfrutar de la vida nocturna de la ciudad por última vez.
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